Un culturista de 30 años falleció esta semana en Pakistán tras infectarse con la ameba comecerebros 'Naegleria fowleri', informa la prensa local. El caso de Mustafa Shafique es el primer contagio con este microrganismo mortal registrado en la ciudad de Lahore y en toda la provincia de Punyab, situada en el este del país.
En las últimas semanas se habían reportado dos casos de esta bacteria en Karachi, en la provincia sureña de Sindh, donde el año pasado la infección se cobró al menos seis vidas.
La víctima se había quejado de fuertes dolores de cabeza mientras nadaba en una piscina y, después de acudir a un hospital público, se le aconsejó que se hiciera pruebas en un laboratorio privado. Una vez confirmada la presencia de la ameba en su cerebro, fue hospitalizado de urgencia, pero ya era demasiado tarde.
"Tras la confirmación del virus, el paciente fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos y se envió a un equipo médico del hospital para tratarlo, pero falleció", declaró un doctor a The Express Tribune, recalcando que sus colegas habían hecho todo lo que estaba en sus manos, pero tal vez no pudieron tratar adecuadamente al paciente al ser el primer caso de este tipo en la ciudad.
La 'Naegleria fowleri' suele encontrarse en piscinas, por lo que en la mayoría de los casos afecta a bañistas. Además, la ameba habita en depósitos de agua de las casas y en puntos de suministro de agua potable, advierten los expertos.
"Se come las células cerebrales y también daña el sistema espinal del cuerpo humano", explicó la doctora Sabahat Habib.
"Anteriormente, el máximo de casos de este virus se registraba en Estados Unidos, pero en los últimos años Pakistán también ha registrado varios casos confirmados de 'Naegleria fowleri' y muertes", lamentó Habib, quien insistió en la necesidad de clorar las piscinas, así como de limpiar los depósitos de agua de los hogares dos veces al año para proteger a los ciudadanos contra la enfermedad.
Cabe mencionar que un gran número de piscinas de Lahore y de otras ciudades del Punyab pakistaní funcionan sin medidas de precaución. Pese a ello, siguen siendo muy populares entre la población, sobre todo en verano, para contrarrestar el calor.