Los gobiernos de Alemania y Austria manifestaron este viernes su rechazo al envío de municiones de racimo a Ucrania en medio de los reportes sobre la posible entrega de ese tipo de armas por parte de EE.UU.
El ministro de Defensa del país germano, Boris Pistorius, declaró que suministrar bombas de racimo a Kiev "no es una opción" para Berlín, que firmó en 2008 un tratado que prohíbe su uso debido al peligro que suponen para la población civil. "En cuanto a los países que no han firmado la convención, China, Rusia, Ucrania y EE.UU., no me corresponde a mí comentar sobre sus acciones", agregó.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores austriaco, Alexander Schallenberg, afirmó que su país es uno de los que están "a la vanguardia del desarme", al tiempo que subrayó que las municiones en cuestión "están prohibidas internacionalmente" y que su funcionamiento podría compararse con el de las minas terrestres. Destacó que pueden permanecer en el suelo "durante años" y "causar enormes daños a los civiles mucho tiempo después del fin del conflicto", tal y como "lo hemos visto en Oriente Medio".
Según reportó el jueves AP citando personas familiarizadas con el asunto, se prevé que la Casa Blanca anuncie esta jornada que el Pentágono entregará miles de bombas de racimo como parte de un nuevo paquete de asistencia militar a Kiev con un valor de hasta 800 millones de dólares.