Científicos de varias instituciones de investigación detectaron una "radiación electromagnética no deseada" que emana de la electrónica a bordo de los satélites Starlink, fabricados por SpaceX, y alertan de que esta fuga no intencional de radiación podría afectar la investigación astronómica. En su estudio, los investigadores emplearon el telescopio de matriz de baja frecuencia (LOFAR), ubicado en Países Bajos, para observar por primera vez ondas de radio de baja frecuencia en grandes constelaciones de satélites.
La radiación contaminante detectada difiere de las transmisiones de comunicaciones, que hasta ahora habían sido el temor principal de los radioastrónomos. Se está llevando a cabo una evaluación científica adicional que incluye otros sistemas satelitales. Los autores alientan a los operadores de satélites y a los reguladores a considerar este impacto en la radioastronomía tanto en el desarrollo de aparatos espaciales como en los procesos regulatorios.
Las muy débiles señales de radio del universo que escuchan los radioastrónomos pudieran ser opacadas completamente por las grandes constelaciones de satélites (solo Space X tiene más de 2.000 en órbita) que se están desplegando en la órbita terrestre baja para el acceso a Internet de banda ancha o la observación de la Tierra.
"Este estudio representa el último esfuerzo para comprender mejor el impacto de las constelaciones de satélites en la radioastronomía", comentó el autor principal, Federico Di Vruno, codirector del Centro para la Protección del Cielo Oscuro y Tranquilo de la Interferencia de Constelaciones de Satélites de la Unión Astronómica Internacional. "Talleres anteriores […] teorizaron sobre esta radiación, y nuestras observaciones confirman que es medible", agregó.
"Con LOFAR, detectamos radiación entre 110 y 188 MHz de 47 de los 68 satélites que se observaron. Este rango de frecuencia incluye una banda protegida entre 150,05 y 153 MHz asignada específicamente a la radioastronomía por la Unión Internacional de Telecomunicaciones", detalló el coautor, Cees Bassa, del Instituto de Radioastronomía de Países Bajos. Aunque los equipos ubicados en tierra están regulados por reglas estrictas para garantizar la no interferencia entre dispositivos, este tipo de reglamentos no afectan a los equipos que se encuentran en el espacio. De esta manera, SpaceX no está violando ninguna regulación.
Un enfoque colaborativo necesario
Las simulaciones realizadas demostraron que a mayor tamaño de las constelaciones de satélites, mayor es la interferencia. "Esto hace que nos preocupemos no solo por las constelaciones existentes, sino aún más por las planificadas, y también por la ausencia de una regulación clara que proteja las bandas de radioastronomía de la radiación no deseada", indicó el coautor Benjamin Winkel, del Instituto Max Planck de Radioastronomía, en Alemania.
"Creemos que el reconocimiento temprano de esta situación brinda a la astronomía y a los operadores de grandes constelaciones la oportunidad de trabajar juntos en mitigaciones técnicas de manera proactiva, en paralelo a las necesarias discusiones para desarrollar regulaciones adecuadas", destacó el coautor, Gyula Józsa, de la Universidad de Rhodes en Sudáfrica. El estudio fue publicado recientemente en Astronomy & Astrophysics.