El Gobierno argentino ha dado un paso importante en el desarrollo energético al aprobar un plan nacional de transición energética renovable para los próximos siete años, que contiene varios puntos a medio y largo plazo con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes.
Se trata del 'Plan Nacional de Transición Energética a 2030', un conjunto de objetivos que Argentina debe cumplir para lograr un cambio radical en la forma de obtener recursos en los próximos años, con el fin de preservar la riqueza natural de la nación. La iniciativa reúne los compromisos asumidos por el Estado en el marco del Acuerdo de París, adoptado por 196 naciones en 2015, con cuya firma Buenos Aires se comprometió a seguir un rumbo hacia energías más limpias, con baja generación de gases de efecto invernadero.
Así, según el documento, es necesario lograr que las emisiones netas de dióxido de carbono no superen los 349 millones de toneladas para todos los sectores de la economía, reducir la demanda energética en al menos un 8 % mediante el aumento de la eficiencia de los dispositivos que consumen energía o el uso responsable, así como aumentar al 50 % la participación de las fuentes renovables en la generación de este recurso. Además, las autoridades se han comprometido a crear un parque automovilístico en el que al menos el 2 % del total sean vehículos 100 % eléctricos.
Cabe señalar que, de acuerdo con los últimos datos oficiales, Argentina emite a la atmósfera unos 366 millones de toneladas de gases, necesita reducir las emisiones en menos de un 10 % para alcanzar el objetivo.
Al mismo tiempo, hay expertos que dudan de la rentabilidad real de la inversión en energía verde. "La implementación de este cambio de matriz energética [una representación cuantitativa de la totalidad de energía que utiliza un país] sería es como cambiar el collar", afirma Óscar Alfredo Di Vincensi, periodista especializado en temas de medioambiente y ecología.
Según sus palabras, se trata de una "gran pelea" de diferentes fuerzas capitalistas, desde el sector del petróleo y el gas hasta las fuentes de energía que actualmente se venden como limpias pero que en realidad no son tan buenas. "El hidrógeno verde no es como se lo llama, ya que las hidroeléctricas están causando muchísimos perjuicios en cuanto a la ecología, el almacenamiento depende del litio y la sobreexplotación de los salares desde donde se esta extrayendo el litio, también está presente el agua, esto como decíamos en otras emisiones", explicó.