La Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció que la deuda pública mundial batió un nuevo récord situándose en 92 billones de dólares en 2022, mientras que unos 3.300 millones de personas viven en países donde el pago de los intereses de la deuda es superior al gasto en áreas sociales importantes como la sanidad.
El informe 'Un mundo de deuda: un peso creciente para la prosperidad mundial', realizado por el Grupo de Respuesta a la Crisis Global, apunta a la desigual carga financiera que soportan los países en desarrollo y llama a que se reforme integralmente la arquitectura económica internacional.
Según los datos, la deuda de los países en desarrollo representa el 30 % de la deuda pública mundial. China, India y Brasil suman el 70 % de esta cifra.
Los investigadores señalan que la deuda pública ha aumentado más rápidamente en los países en desarrollo que en los desarrollados durante la última década. El impacto conjunto de la pandemia de covid-19, el elevado coste de vida, del cambio climático y las limitadas fuentes alternativas de financiación influyeron en el aumento del número de países que se enfrentan a altos niveles de deuda, que pasó de 22 naciones en 2011 a 59 en 2022.
"Elegir entre su deuda o su población"
El estudio hace hincapié en el problema que representan estos gastos a la hora de financiar el desarrollo del país. Los países en desarrollo pagan mucho más por su deuda que los desarrollados. "Cuando los países en desarrollo piden dinero prestado, tienen que pagar tipos de interés mucho más altos que los países desarrollados, incluso sin tener en cuenta los costes de las fluctuaciones de los tipos de cambio", enfatiza el informe.
Por ejemplo, los países africanos se enfrentan a costos de endeudamiento que son cuatro veces superiores a los de EE.UU. y ocho veces superiores a los de economías europeas ricas como Alemania.
"Algunos de los países más pobres del mundo están forzados a elegir entre pagar su deuda o servir a su población. Prácticamente no disponen de espacio fiscal para inversiones esenciales en los Objetivos de Desarrollo Sostenible o en la transición a las energías renovables", declaró el secretario general de la ONU, António Guterres, al presentar este miércoles este informe.
Al menos 19 países en desarrollo destinan más dinero al pago de intereses de su deuda que a la educación, y 45 destinan más fondos al pago de intereses que a la sanidad.
Una trampa
La publicación señala que estos países dependen cada vez más de los acreedores privados que cobran tasas muy altas y que después se ven obligados a pedir más créditos. Así, la deuda se convierte en "una trampa que simplemente genera más deuda", enfatizó el secretario general.
Guterres aseveró que se trata de un "fallo sistémico" causado por la desigualdad de la era colonial incorporada en "nuestro sistema financiero obsoleto".
Los investigadores piden una reforma integral de la arquitectura financiera internacional mediante un mecanismo de reestructuración de la deuda que permita las suspensiones de pagos, plazos de préstamo más largos y tasas más bajas para los países en desarrollo.
Entre otras medidas, según el estudio, también es necesario un aumento sustancial de la financiación asequible a largo plazo. Para conseguirlo, es necesario transformar los Bancos Multilaterales de Desarrollo para apoyar el desarrollo sostenible a largo plazo y movilizar más recursos privados en condiciones más equitativas.
"La desigualdad está incrustada en la arquitectura financiera internacional y eso debe terminar", concluye el estudio.