Varios ciudadanos de los Países Bajos con autismo u otras discapacidades similares han puesto fin a su vida mediante la eutanasia en los últimos años después de que los médicos determinaran que sus afecciones eran obstáculos intratables para una vida normal, recoge un estudio de la Universidad de Kingston, en el Reino Unido.
Países Bajos fue el primer país del mundo en legalizar el suicidio asistido en 2002. Entre 2012 y 2021, casi 60.000 personas murieron tras solicitar la eutanasia, según publicó el comité de revisión de la eutanasia del Gobierno neerlandés. Para demostrar cómo se aplicaron e interpretaron las reglas, el organismo adjuntó documentos relacionados con más de 900 de esos sujetos.
Irene Tuffrey-Wijne, especialista en cuidados paliativos de la Universidad de Kingston, y su equipo revisaron los archivos para analizar cómo los médicos estaban manejando las solicitudes de individuos con autismo o con discapacidades intelectuales de por vida.
En el trabajo, publicado en mayo en la revista BJPsych Open, se da cuenta que 39 de los expedientes pertenecían a personas con enfermedades mentales, 18 de las cuales eran menores de 50 años.
Muchos de los pacientes mencionaron una serie de dolencias mentales, físicas y relacionadas con la edad como la razón para terminar con sus vidas, incluida la soledad insoportable. Sin embargo, ocho señalaron que la única causa de su sufrimiento eran factores relacionados con su discapacidad intelectual, como el aislamiento social, la falta de estrategias de afrontamiento, la incapacidad para adaptarse al cambio o la hipersensibilidad a los estímulos.
Datos polémicos
"No tengo ninguna duda de que estas personas estaban sufriendo", señaló Tuffrey-Wijne, citada por AP. "Pero, ¿realmente la sociedad está de acuerdo con enviar el mensaje de que no hay otra manera de ayudarlos y que es mejor estar muerto?", señaló.
Simon Baron-Cohen, director del Centro de Investigación del Autismo de la Universidad de Cambridge, opinó que era "abominable" que se brindara el suicidio asistido a personas con autismo sin que se les ofreciera más apoyo, explicando que podrían no comprender la complejidad de la situación.
Por su parte, Kasper Raus, profesor de ética y salud pública en la Universidad de Gante, en Bélgica, afirmó que cuando se legalizó la eutanasia el debate era sobre los pacientes con cáncer, no sobre personas con discapacidades mentales.