Los tiburones que habitan las aguas de Florida podrían estar ingiriendo la droga que los narcotraficantes arrojan al océano Atlántico para evitar ser interceptados, advierte el biólogo marino Tom Hird en el documental 'Cocaine Sharks' ('Tiburones de cocaína', en inglés) que se estrenará el próximo miércoles en el canal de televisión Discovery Channel, recoge Live Science.
En colaboración con la científica Tracy Fanara, de la Universidad de Florida, Hird realizó una serie de experimentos con tiburones de los Cayos de Florida, donde los pescadores han alertado de casos en los que la droga arrastrada hasta la zona por las corrientes marinas habría sido comida por los escualos.
En un primer experimento, se lanzaron simultáneamente al agua paquetes similares a los fardos reales de cocaína, así objetos con forma de cisne. Sorprendentemente, los tiburones ignoraron a los 'cisnes' y se dirigieron directamente a los fardos mordiéndolos. Uno de los depredadores incluso aferró con sus fauces uno de los paquetes y se lo llevó.
Después, en su intento por recrear en los tiburones los efectos que podría causarles la cocina, los investigadores les lanzaron una bola de carnada con polvo de pescado altamente concentrado que los enloqueció e "hizo arder sus cerebros", relató Hird. "Creo que tenemos un escenario potencial de lo que sería darles cocaína", señaló.
Finalmente, tiraron al mar fardos de cocaína falsos desde un avión para simular la forma en la que las drogas entran en el ecosistema marino en la vida real. De esta forma, pudieron observar que varias especies de escualos, incluido el tiburón tigre, se acercaron a los paquetes lanzados.
Durante sus inmersiones, los investigadores también pudieron observar comportamientos extraños en esos depredadores. Así, en una ocasión, un tiburón martillo gigante, especie que normalmente desconfía de los humanos, se dirigió directamente hacia ellos, inclinándose hacia un lado mientras nadaba. Según Hird, ese comportamiento "inusual" podría haber sido causado por una lesión o "tal vez por un desequilibrio químico". En otro episodio, encontraron a un tiburón trozo que nadaba describiendo círculos sin una razón aparente.
Sin embargo, el científico indicó que estas reacciones y comportamientos no demuestran necesariamente que los tiburones consuman droga, y abogó por realizar más experimentos de este tipo para comprobarlo e incluso sacar muestra de tejido y sangre a los animales.