Rusia se ha anotado una victoria en la lucha por influir en los mercados petrolíferos globales, vendiendo por primera vez su crudo por encima del tope de precio establecido por Occidente para limitar los ingresos de Moscú y su potencial de financiar el operativo en Ucrania, según publica este sábado el diario estadounidense The Wall Street Journal.
En días recientes el precio por Urals, la marca insignia de crudo ruso, se vendió por encima de 60 dólares, el límite fijado el pasado diciembre por la Unión Europea, el G7 y Australia, según los datos de la empresa de datos sobre materias primas Argus Media. "Es una señal de que el Kremlin ha conseguido, al menos en parte, adaptarse a las restricciones", sugiere el periódico.
En este contexto, el medio destaca otro dato que puede indicar que la presión financiera occidental contra Moscú podría estar debilitándose: la reducción en 20 dólares por barril en el descuento que Rusia aplica a sus socios comerciales en el caso para Urals, en comparación con la marca Brent. Aunque la brecha entre las dos marcas sigue siendo "mucho mayor" que antes del conflicto en Ucrania, se ha reducido a la mitad desde enero pasado.
Por otra parte, las decisiones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+) de recortar la producción de crudo también ayudaron a Moscú a vender su crudo por encima del tope occidental.
Tras la entrada en vigor de los límites de precios contra el crudo y los productos petrolíferos rusos, las compañías de los países del G7 tienen permiso para transportar el petróleo ruso y conceder seguros solo si el precio de petróleo ruso se sitúa por debajo de los topes establecidos. De este modo, Occidente intenta aprovechar "la prolongada dependencia de Rusia del transporte marítimo y los seguros europeos" a modo de "palanca" para contener los ingresos de Moscú, recoge el periódico.
Sin embargo, expertos consultados por el medio apuntan que los crecientes precios del crudo ruso sugieren que los esfuerzos de Rusia para crear una red alternativa de buques cisterna, que navegan fuera del alcance de las sanciones, están "erosionando" la influencia occidental sobre el petróleo exportado por Moscú.
A esto se suma el hecho de que las ventas de petroleros de segunda mano hayan engrosado la flota de los llamados 'buques cisterna en la sombra' que se utilizan para transportar el crudo desde naciones sancionadas. En el segundo trimestre de este año se quintuplicó el número de petroleros que trabajaban con productores sancionados que a finales de 2021, según las estimaciones de la empresa de seguimiento de buques Vortexa. Casi el 80% de esos buques aparecían en el mercado ruso.