Ejecutan por inyección letal en Florida a un asesino confeso 35 años después del crimen
Una inyección letal puso fin este jueves a la vida de un recluso en la prisión estatal de Florida en Starke (EE.UU.), donde fue condenado a muerte por un asesinato perpetrado en 1988 con un martillo.
James Phillip Barnes, de 61 años, reivindicó la responsabilidad del crimen en 2005, cuando ya estaba cumpliendo cadena perpetua por el estrangulamiento de su esposa, Linda Barnes, en 1997.
La otra víctima también fue una mujer, Patricia Miller, a la que el delincuente había agredido sexualmente: luego de matarla, prendió fuego a su cama para deshacerse del cadáver. No solo su confesión, sino también las pruebas de ADN confirmaron su relación con la muerte de Miller, según informa AP.
Barnes dijo que, además de las mujeres mencionadas, había matado al menos a otras dos personas, pero nunca fue acusado de esos presuntos casos.
En el marco de un reciente peritaje, dos médicos establecieron que Barnes tenía síntomas de trastorno de personalidad con "características limítrofes antisociales y sociópatas". Sin embargo, lo declararon competente para entender su situación legal y declararse culpable, algo que permitió a la Justicia mantener sus condenas y sentencia de muerte.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, firmó la sentencia en junio pasado, mientras que un juez del condado de Brevard aprobó la moción de Barnes de retirar todas las apelaciones pendientes, lo que el propio reo explicó diciendo que "quería aceptar la responsabilidad por sus acciones y proceder a la ejecución sin demora".
Barnes se convirtió así en el quinto reo ejecutado en Florida en lo que va de año. Unas 20 personas, entre ellas varios familiares de la víctima, estuvieron presentes durante la ejecución.