¿Contiene la política exterior de Biden ecos de la política personalizada de Trump?

Russell Berman, profesor de la Universidad de Stanford, cree que la diplomacia hostil de Biden está destruyendo las relaciones entre EE.UU. y tres de sus importantes socios estratégicos.

El actual presidente de EE.UU., Joe Biden, evita repetir "el estilo de comportamiento de Trump en el escenario internacional, que fue objeto de duras críticas durante su presidencia", destaca en su nuevo artículo en el portal The Messenger Russell Berman, profesor de humanidades y literatura comparada en la Universidad de Stanford, miembro destacado de la Institución Hoover y copresidente del grupo de trabajo sobre islamismo y orden internacional.

El experto señala que para Trump la política exterior era una cuestión de "relaciones personales con los líderes mundiales", es decir, una personalización basada en la creencia de que "los contactos directos entre los líderes facilitan interacciones y 'acuerdos' que de otro modo se perderían en los laberintos del Departamento de Estado y los ministerios de Relaciones Exteriores".

Por el contrario, la Administración Biden, considera Berman, opera de manera diametralmente opuesta, devolviendo la política exterior a la gris regularidad de los profesionales y burócratas. Siguiendo esta lógica, la Administración del actual presidente optó por "congelar" las relaciones con algunos líderes de países socios clave, entre ellos Mohammad bin Salmán, Tayyip Erdogan y Benjamín Netanyahu, con los cuales Trump tenía relaciones "personalizadas". "Este comportamiento recuerda, por lo tanto, a la política personalizada que se vio durante la Administración Trump, pero a la inversa: en lugar de proyectar una calidez exuberante, Biden arroja un frío negativo, incluso vengativo", subraya el experto. 

Según Russell Berman, a diferencia de Trump, que muestra "una calidez excesiva", Biden "irradia una frialdad hostil y punitiva". El experto subraya que en épocas anteriores el actual mandatario no evitaba el contacto directo con otros líderes, y que el cambio de comportamiento que vemos ahora podría "reflejar las limitaciones asociadas a su estado mental".

Relaciones con tres socios principales

En el contexto de las relaciones de Estados Unidos con tres países estratégicamente importantes (Arabia Saudita, Turquía e Israel), el experto sostiene que "esta diplomacia de la hostilidad personalizada es preocupante". Berman advierte que los líderes de estos países están directamente relacionados con los intereses estadounidenses: "Arabia Saudita sigue siendo vital para la economía petrolera mundial, que no desaparecerá de la noche a la mañana; es también el centro simbólico del mundo musulmán. Turquía es un aliado vital de la OTAN, absolutamente indispensable, por ejemplo, para la adhesión de Suecia, y la clave de la estrategia del mar Negro con Rusia. Israel puede ser un país pequeño, pero está muy por encima de su peso en cuanto a tecnología e inteligencia, y es la potencia regional dominante en Oriente Medio".

Según él, estos tres países se han convertido en "objeto de desprecio"de la Casa Blanca porque "Washington preferiría ver a otros líderes en Riad, Ankara y Jerusalén". En los dos últimos casos, Russell incluso no descarta "una posible interferencia en las elecciones".

El experto enfatizó la ineficacia de la llamada 'diplomacia de la hostilidad personalizada', recordando que fue el comportamiento de Biden lo que llevó a Riad a decidir acercarse a Pekín en la cuestión de la producción de petróleo.

Russell Berman explica que se pudo ver otro tipo de personalización de la diplomacia durante la presidencia de Trump, quien "llamó 'amigo' al príncipe heredero saudita Mohammad bin Salmán al Saud, elogió al presidente turco Recep Tayyip Erdogan como 'un líder tremendo' y en repetidas ocasiones subrayó cuánto le 'gustaba' el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu".

La misma melodía...

Ambos presidentes, según el experto, siguen "políticas personalizadas", solo que, en contraste con el enfoque de "calidez excesiva" de Trump, Biden "no se ha mostrado tímido a la hora de dar mensajes negativos, precisamente hacia el trío con el que su predecesor se daba abrazos de oso".

En su opinión a Estados Unidos le cuesta aceptar realidades ajenas, lo que hace que el país "se encuentre atrapado en su propia cámara de eco nacional de caricatura y polarización". "Irónicamente, este comportamiento anti-Trump, este trato desdeñoso hacia los favoritos del expresidente, repite de manera simplista el estilo de diplomacia de Trump. Aún hace que lo político sea personal, pero ahora como un rechazo en lugar de un abrazo. Pero la melodía es la misma", concluyó.