Científicos de la Universidad de Bristol (Reino Unido) analizaron en un reciente estudio cómo las granjas solares afectan al ecosistema a su alrededor, en particular a los murciélagos. En el trabajo, publicado en la revista 'Journal of Applied Ecology', se descubrió que la actividad de los quirópteros es sustancialmente más baja en campos donde se encuentran los paneles fotovoltaicos, pero aún no se sabe exactamente qué es lo que los espanta.
Para analizar el impacto de los espacios solares en estos animales, los expertos, liderados por el biólogo Gareth Jones, instalaron micrófonos ultrasensibles en un terreno con granjas solares y otros en un campo vecino similar sin la presencia de los artefactos. Los dispositivos permitieron registrar los chillidos ultrasónicos que las diferentes especies de estos pequeños mamíferos de la zona emiten para orientarse y cazar, así como sus recorridos en los cielos nocturnos.
Los datos del reporte evidenciaron que la actividad de los murciélagos comunes, o enanos, cae un 40% en las zonas periféricas de los terrenos con paneles fotovoltaicos y hasta un 86% en su centro. Otras cinco especies también disminuyeron su actividad.
Razones sobre tal comportamiento
La respuesta a tal comportamiento aún genera debate en la comunidad científica, puesto que no es la primera vez que ocurren tales conflictos. Se estima, por ejemplo, que las palas de los generadores eólicos ya han matado a más de 888.000 quirópteros en Estados Unidos. Sin embargo, las placas solares no son objetos móviles y no presentan un riesgo inmediato para su vuelo.
Los autores del reciente estudio creen que un motivo del temor de los murciélagos a sobrevolar las granjas solares es que las placas fotovoltaicas alteran los ángulos en que rebotan los ultrasonidos emitidos por estos animales para orientarse. Esta interferencia haría para los murciélagos sea estresante o incluso difícil sobrevolar las zonas donde hay paneles solares. Además, estos espacios cuentan con menor vegetación y, por lo tanto, ofrecen una menor presencia de los insectos voladores de los cuales se alimentan los quirópteros.
Jones subrayó que el hallazgo es preocupante, puesto que estos mamíferos voladores son los principales depredadores de los insectos nocturnos y contribuyen al control de plagas. Además, son sensibles a los cambios en sus hábitats, por lo que son indicadores importantes de la salud del ecosistema.
Para evitar que se repita la situación expuesta, los autores recomiendan plantar más árboles a lo largo de los límites de los campos solares y seleccionar más cuidadosamente su ubicación teniendo en cuenta la población de los animales.