El Gobierno de Kenia anunció el inicio de una investigación de las actividades de la Unidad de Entrenamiento del Ejército Británico en el país (BATUK, por sus siglas en inglés) debido a numerosas acusaciones de abuso, asesinato y de daños al medio ambiente y a la propiedad, informó este lunes The Guardian.
La comisión de defensa del Parlamento keniano lanzará este mes una convocatoria al público para que la población denuncie delitos o malas conductas de las tropas británicas. Además, el organismo exigirá que la unidad militar responda inmediatamente a las acusaciones. Se espera que la investigación comience en octubre de este año.
"Esto tendrá graves consecuencias para el acuerdo de cooperación en materia de defensa, porque si nos damos cuenta de que ha habido mucha actividad que escupe en la cara [del tratado], nos da margen para reconsiderar el acuerdo, [...] e incluso para abandonarlo", expresó el presidente del comité parlamentario, Nelson Koech.
Crímenes de los soldados británicos
Se espera que el organismo indague el asesinato de Agnes Wanjiru, una joven de 21 años, ocurrido en 2012. La mujer tenía una hija de cinco meses cuando su cadáver con heridas de arma blanca fue encontrado en una fosa séptica de un albergue cercano de un hotel, donde testigos la vieron por última vez con militares de BATUK.
Una investigación realizada en Kenia en 2019 concluyó que soldados británicos fueron responsables del homicidio y ordenó nuevas investigaciones, sin embargo, ningún militar ha sido acusado.
Por otro lado, hubo reportes sobre bombas sin detonar dejadas por el Ejército del Reino unido en terrenos accesibles a la población. Asimismo, el organismo legislativo examinará las denuncias sobre el uso de sustancias químicas peligrosas durante entrenamientos. Además, los casos de abusos por parte de soldados británicos son persistentes.
La reacción del público keniano
El acuerdo entre el país africano y el Reino Unido fue prorrogado en julio de 2021, no obstante, fue ratificado solo en abril de este año debido a una ola de indignación de los pueblos cercanos al centro militar.
Por su parte, un vocero del Ejército británico señaló que se tomaban en serio todas las denuncias y que los soldados usan equipo "no considerado peligroso para la salud y la seguridad, siempre que se sigan las precauciones de protección existentes".
Según un comunicado oficial del Gobierno del Reino Unido, el país europeo invierte cada año alrededor de 1.200 millones de chelines kenianos (8,2 millones de dólares) en su asociación de defensa con Kenia, y proporciona apoyo a la formación antiterrorista.