Este jueves se ha desvelado el sentido del voto de Junts per Catalunya, la formación del expresidente catalán Carles Puigdemont, en el primer hito de la legislatura que comienza después de las elecciones celebradas en España el 23 de julio.
Esta mañana se ha celebrado en el Congreso la votación para conformar la Mesa de la Cámara y Junts se ha decantado por apoyar a la candidata del Partido Socialista para presidirla, Francina Armengol.
Si bien sus votos se preveía que fueran decisivos ante el empate inicial a 171 escaños entre los bloques conservador y progresista, finalmente no lo han sido debido a que el ultraderechista Vox no ha sumado sus votos al Partido Popular y ha preferido votar a su propio candidato, lo que automáticamente convertía a Armengol en la más votada, incluso sin el concurso de Junts.
Armengol, de 52 años y expresidenta de las Islas Baleares, donde gobernó durante ocho años, fue designada como candidata por los socialistas hace dos días en un claro gesto de acercamiento a los independentistas. Con un perfil dialogante y plural, la política balear siempre mantuvo buenas relaciones con sus homólogos catalanes y dirigió su región con Ejecutivos que incluía a otras formaciones, también independentistas.
Esta mañana, antes de la votación, tanto Junts como el otro partido independentista catalán con representación en el Congreso, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), anunciaron que habían alcanzado un principio de acuerdo con el Partido Socialista, con lo que el bloque progresista alcanzaba los 178 escaños de los 350 de la Cámara.
Ahora, las negociaciones y el partido se trasladan a las próximas semanas, cuando el rey Felipe VI proponga un candidato para la investidura como presidente del Gobierno y el Hemiciclo deba respaldarlo o rechazarlo.
Entonces Junts deberá decidir si permite que gobierne el bloque de la derecha, que presumiblemente tensará las relaciones entre Cataluña y el Estado; si apoya la reelección de Pedro Sánchez aunque no consiga que ceda a todas sus exigencias; o si aboca al país a la repetición electoral, en la que la propia formación de Puigdemont podría salir perjudicada.