Los incendios forestales más mortíferos de EE.UU. en un siglo, que sacudieron la isla de Maui, en Hawái, fueron causados por cables sin aislar en antiguos postes de madera que no pudieron resistir los fuertes vientos provocados por el huracán Dora.
Postes eléctricos construidos según una norma obsoleta de la década de 1960
De acuerdo con videos e imágenes analizados por AP y varios expertos, en los primeros momentos del desastre los postes eléctricos se derrumbaron arrojando cables electrificados sin aislar sobre la hierba seca, lo que provocó chispas y la ignición. Esta versión también se confirma por las imágenes del servicio Google Street View, que muestran los cables sin asilar.
Cabe señalar que, aunque en 2002 se estableció una norma nacional que exigía que los postes de servicios públicos, como los de Maui, deben resistir vientos de 105 millas por hora (169 km/h), miles de postes eléctricos de madera situados allí no la cumplían. Se construyeron según una norma obsoleta de la década de 1960, estaban inclinados y cerca del final del período de vida útil.
Jennifer Potter, exmiembro de la Comisión de Servicios Públicos de Hawái, también confirmó que muchos de los postes eléctricos de la isla afectada estaban en mal estado. "Incluso los turistas que conducen por la isla se preguntan: '¿Qué es eso?' [...] Obviamente, no pueden resistir vientos de 60 o 70 millas por hora (unos 96 y 112 km/h). Así que la infraestructura no era lo suficientemente fuerte para este tipo de tormenta", explicó.
Compañía que no protegió sus líneas eléctricas
En este contexto, se culpa a la compañía responsable del suministro eléctrico de la isla, Hawaiian Electric, de lo ocurrido. Se cree que dejó kilómetros de sus líneas eléctricas sin el aislamiento adecuado ante condiciones meteorológicas adversas y el follaje espeso, mientras que otras empresas de servicios públicos habían protegido sus líneas en otras zonas propensas a incendios forestales y huracanes.
Además, en un documento regulatorio de 2019, Hawaiian Electric afirmó que sus 60.000 postes, casi todos de madera, eran vulnerables porque ya eran antiguos. Cabe tener en cuenta que Hawái está en una "zona de riesgo severo de pudrición de madera". Según el documento, muchos de estos postes se construyeron para resistir vientos de 56 millas por hora (90 km/h), mientras que un huracán de categoría 1 tiene vientos de al menos 74 millas por hora (unos 119 km/h).
La empresa añadió entonces que la sustitución de los postes de madera se había retrasado debido a otras prioridades, y además advirtió de un "grave peligro público" si los postes "fallaban". Sin embargo, ahora la compañía asegura que "ha reconocido desde hace tiempo las amenazas" del cambio climático y ha gastado millones de dólares en respuesta. Al mismo tiempo, no detalló si las líneas eléctricas que se derrumbaron en el inicio del incendio estaban sin aislar.
Oleada de demandas
En este sentido, Hawaiian Electric se enfrenta a una oleada de demandas que pretenden responsabilizarla del incendio. Ahora los expertos tienen previsto inspeccionar los equipos eléctricos de la zona donde se cree que se originó el incendio a partir de la semana que viene, según una orden judicial.
También se acusa a la compañía de no haber cortado el suministro eléctrico en medio de las alertas de fuertes vientos y de haber seguido suministrando electricidad incluso cuando decenas de postes empezaron a derrumbarse. El condado de Maui ya ha demandado a la empresa por este asunto.
Según el abogado Paul Starita, principal letrado en tres de las demandas, se trata de una "tragedia evitable de una magnitud épica". "Todo gira en torno al dinero. Puede que digan que se tarda mucho en obtener los permisos o lo que sea. Vale, empiecen antes. Quiero decir, las vidas de las personas están en juego. Ustedes son responsables. Gasten el dinero, hagan su trabajo", subrayó.
- Los incendios de Maui comenzaron el 6 de agosto debido al huracán Dora, que trajo fuertes vientos a la isla. El huracán hizo imposible que los aviones combatieran eficazmente el fuego lanzando agua. Hasta el 22 de agosto se contabilizaron al menos 115 muertos y 850 desaparecidos. Se espera que el número de víctimas aumente.