Muchas mujeres que trabajan en la estación McMurdo, la principal base de investigación de Estados Unidos en la Antártida, han denunciado casos de acoso y agresión sexual, pero sus empleadores no han hecho lo suficiente para protegerlas y garantizar su seguridad, según una reciente investigación de AP.
En 2022, la Fundación Nacional de Ciencias (NSF, por sus siglas en inglés) que supervisa el Programa Antártico de EE.UU., publicó un informe en el que el 59 % de las mujeres afirmaban haber sufrido acoso o agresiones sexuales en su lugar de trabajo tan aislado del resto del mundo.
No obstante, la investigación de la agencia de prensa demostró que el problema va más allá del acoso.
Después de revisar registros judiciales y comunicaciones internas, así como entrevistar a más de una docena de empleadas actuales y anteriores, AP descubrió que, frecuentemente, las denuncias de acoso o agresión sexual fueron minimizadas por sus jefes, lo que aumentaba el riesgo de que ellas mismas u otras personas estén expuestas a un mayor peligro.
Así, una empleada de alimentación fue despedida dos meses después de contarles a sus superiores que fue agredida sexualmente por un compañero de trabajo.
Otra mujer afirmó que tras asegurar que un hombre con un cargo más alto la había manoseado, la obligaron a volver a trabajar a su lado.
Mientras, otra trabajadora denunció haber sido violada, pero el incidente fue posteriormente clasificado de manera errónea por los empleadores del agresor como simple acoso.
Además, la mecánica Liz Monahon contó a AP que un hombre de la base la amenazó en 2021, pero sus jefes hicieron poco por protegerla, por lo que tuvo que agarrar un martillo y llevarlo siempre consigo.
Por su parte, la NSF declaró que el año pasado mejoró la seguridad al respecto en la Antártida, creando una oficina encargada de tramitar las denuncias y poniendo a disposición de las víctimas un defensor confidencial y una línea telefónica de ayuda que funciona las 24 horas del día.
Ahora, el contratista principal Leidos está obligado a informar inmediatamente de los incidentes de acoso y agresión sexual.
En diciembre pasado, la empresa comunicó al Congreso estadounidense que instalaría mirillas en las puertas de las alcobas, limitaría el acceso a llaves que pudieran abrir varios dormitorios y proporcionaría a los equipos sobre el terreno un teléfono satelital adicional.
Sin embargo, cinco meses después de que se publicara el informe de la NFS, hubo otra denuncia por parte de una mujer de McMurdo, quien declaró haber sido agredida por un compañero de trabajo. Su juicio está previsto para noviembre.