El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, anunció este domingo que el Gobierno estudiará la posibilidad de deportar a los migrantes eritreos que este sábado participaron en disturbios que estallaron en Tel Aviv entre partidarios y detractores del Gobierno de la nación africana y la Policía hebrea.
Tras estos enfrentamientos, que se saldaron con unos 170 heridos, incluidos 15 que se encuentran en estado grave, el primer ministro anunció que su Ejecutivo está buscando el modo de dar "pasos decididos contra los amotinados" que pasen incluso por "la deportación inmediata de los que participaron", recoge The Times of Israel.
Netanyahu hizo el anuncio tras la reunión de un comité gubernamental especial que aprobó la práctica de arrestos masivos contra los alteradores del orden público. Asimismo, los ministros acordaron ponderar la cancelación de permisos de trabajo para migrantes y avanzar en la formulación de una Ley sobre Inmigración.
Según el criterio del jefe del Gobierno israelí, la migración procedente de África constituye "una amenaza real" para el futuro de la nación como "Estado judío y democrático", por lo que instó al Ejecutivo a "preparar un plan completo y actualizado para sacar a todos los demás infiltrados ilegales de Israel".
Entre otras propuestas conducentes a frenar la entrada indocumentada en el país, Netanyahu valora un plan para levantar un muro en la frontera con Jordania, tal y como ya se hizo en la frontera entre Egipto e Israel.
"Construimos barreras en la frontera sur con Egipto y detuvimos la infiltración de ilegales en Israel. Esto impidió la infiltración de más de un millón de ilegales procedentes de África que podrían haber destruido nuestro país. Ahora construiremos barreras en la frontera oriental, con Jordania, e impediremos también la infiltración desde ese territorio", escribió el político en sus redes sociales.
Unos 30.000 solicitantes de asilo
Se estima que la mayoría de los 30.000 ciudadanos africanos solicitantes de asilo en Israel son oriundos de Sudán y Eritrea. Muchos se consideran refugiados de guerra o víctimas de opresión, mientras que la mayoría llegaron a Israel a través de Egipto en los años 2007-2012, antes de que la nación hebrea construyera una barrera en la frontera con este país. Desde entonces, la cantidad de migrantes africanos que llegan a Israel se ha reducido significativamente.
En 2018, Netanyahu, en cooperación con la ONU y varias naciones europeas, promovió un plan para reasentar en el extranjero a al menos la mitad de los solicitantes de asilo africanos. Aunque el primer ministro celebró el acuerdo en un primer momento como un logro, lo suspendió horas después y, finalmente, lo canceló en medio de las críticas desde los sectores de derecha, ya que el plan permitiría a algunos migrantes permanecer y obtener estatus temporal en Israel, detalla The Times of Israel.