La ONU alerta sobre violaciones de derechos humanos a migrantes en la peligrosa ruta del Darién

La organización denuncia actos de violencia sexual, asesinatos, desapariciones, trata, robos e intimidaciones.

Más de 330.000 personas han cruzado el 'tapón' del Darién –el peligroso paso que une a Colombia con Panamá– en lo que va de 2023, en su afán por llegar a EE.UU., de acuerdo con datos que dio a conocer este martes la oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

La cifra, la más alta registrada hasta la fecha en un mismo año y en la que uno de cada cinco son niños, supera con creces a la de 2022, cuando se estima que atravesaron esa selva unas 248.000 personas.

A finales del mes pasado, Samira Gozaine, directora del Servicio Nacional de Migración de Panamá indicó que, efectivamente, la problemática ha escalado. "En el 2016 se manejaban cerca de 20.000 personas en un año, y ya era considerado una crisis, ahora, solo en el mes de agosto se reportaron más de 55.000 migrantes que han atravesado la selva", comentó entonces.

"Los migrantes y refugiados están expuestos a múltiples violaciones y abusos de derechos humanos durante su viaje, incluida la violencia sexual, que supone un riesgo particular para los niños, las mujeres, las personas LGBTI y las personas con discapacidad", manifestó Marta Hurtado, portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Hurtado añadió que en esa ruta también "hay asesinatos, desapariciones, trata, robos e intimidaciones por parte de grupos del crimen organizado".

A los migrantes, explica Hurtado, les toma entre cuatro y siete días atravesar el Darién en la estación seca; mientras que en la temporada lluviosa, que dura nueve meses, la travesía puede tardar hasta 10 días.

Limitada atención

Esta oficina de la ONU ha observado que hay una limitada atención humanitaria en Panamá y su vecino Costa Rica para estas personas en tránsito, aunque reconoce el esfuerzo que han hecho estos países para satisfacer las necesidades de los migrantes.

Señala que Panamá, con apoyo internacional, construyó dos centros de recepción de migrantes en su provincia de Darién y otra más en la frontera con Costa Rica, donde se brindan alojamiento, alimentos, atención médica, agua y saneamiento.

No obstante, "el gran número de personas en movimiento ha puesto a prueba la capacidad de las autoridades panameñas sobre el terreno para seguir brindando protección y atendiendo las necesidades humanitarias de los refugiados y migrantes", comentó Hurtado.

El ministro de Seguridad Pública de Panamá, Juan Manuel Pino, dijo hace dos semanas que están recibiendo "cerca de 2.000 a 3.000 personas diariamente". Señaló que, en efecto, tienen el apoyo de algunas organizaciones no gubernamentales, "pero no ha sido suficiente" y han agotado todas las instancias "ante una movilidad humana muy grande".

"Nosotros tratamos de buscar la cooperación internacional con los países de origen y de tránsito, pero ha sido difícil", afirmó.

Entonces, se conoció que el Gobierno de Panamá prevé tomar medidas "contundentes" para frenar la migración a través del Darién, lo que podría incluir el cierre de la frontera terrestre con Colombia.

Ante toda esta situación, desde la ONU llaman a todos los Estados para que "promuevan soluciones basadas en los derechos humanos a los desafíos de la gobernanza migratoria y garanticen una gobernanza fronteriza en consonancia con el derecho y las normas internacionales". 

Asimismo, alientan a los países de la región a "abordar los factores estructurales que obligan a las personas a abandonar sus hogares y emprender viajes peligrosos", en busca de seguridad y una vida más digna para ellos y sus familias.