El reciente incremento de los precios mundiales del crudo ha hecho que el G7 y sus aliados suspendan sus revisiones periódicas del tope al precio del petróleo ruso, que había sido fijado a un nivel de 60 dólares por barril, informa Reuters al citar a fuentes familiarizadas con el asunto.
El mecanismo —que impusieron el G7, la UE y Australia en diciembre pasado— tenía como fin disminuir los ingresos de Moscú por la venta de sus hidrocarburos, y se implementaba a través de una prohibición a las empresas occidentales de seguros y transporte de facilitar los envíos de crudo ruso a terceros países si se vendía por encima del coste establecido.
Dejando atrás los límites
El límite de precios tenía que ser revisado cada dos meses y ajustado en caso necesario. No obstante, según las fuentes diplomáticas de la agencia, el G7 no ha revisado ese tope desde marzo. Cuatro personas familiarizadas con las políticas del G7 dijeron que el grupo no tenía planes inmediatos de ajustar el mecanismo, a pesar de que el precio promedio del crudo ruso del tipo Urals alcanzó en agosto los 75,83 dólares por barril, superando el techo establecido por Occidente.
Tras la imposición del tope de precios, Rusia ha logrado traspasar la mayoría de sus exportaciones a manos de transportistas nacionales o extranjeros no occidentales, que no requieren cobertura de seguro occidental. De acuerdo con los datos de Reuters, al menos 40 intermediarios, incluidas empresas que anteriormente no participaban en el negocio, han manejado al menos la mitad de las exportaciones totales de crudo y productos refinados de Rusia entre marzo y junio.
Un funcionario del Tesoro de EE.UU. aseguró esta semana que el tope establecido para el precio del petróleo ruso aún era efectivo, ya que había ayudado a reducir los ingresos de Rusia, pero añadió que no hay ningún plan para una revisión inmediata del mecanismo.