Washington enviará a Ucrania un nuevo lote de municiones de racimo para que Kiev pueda utilizarlas en el conflicto contra las fuerzas rusas, informó este jueves The New York Times.
"Ahora, dos meses después de que Estados Unidos enviara un tramo inicial de municiones a Ucrania para garantizar que sus tropas no se quedaran sin municiones, tres funcionarios estadounidenses dijeron que la Administración Biden planea enviar más, y pronto", precisa el medio, indicando que sus fuentes hablaron bajo condición de anonimato.
¿Realmente son eficaces?
Los propios soldados ucranianos señalan que este tipo de munición básicamente sirve para atacar a la "infantería enemiga" cuando esta "está expuesta", ya que las armas de racimo "son en gran medida ineficaces contra las posiciones rusas atrincheradas [...] que son el principal obstáculo para la contraofensiva", escribe el periódico.
Por su parte, los funcionarios y expertos occidentales están de acuerdo con esta afirmación e indican que las armas de racimo "son más efectivas contra fuerzas y convoyes de vehículos que se encuentran dispersos en terreno abierto" porque "las minibombas salen de los proyectiles de forma dispersa, es difícil dirigirlas hacia objetivos precisos".
A pesar de los inconvenientes, los especialistas opinan que las armas de racimo "pueden ser uno de los únicos medios disponibles para renovar las existencias de Ucrania" debido al agotamiento de las reservas de otro tipo de municiones en los almacenes de la OTAN y a la incapacidad de las empresas armamentísticas estadounidenses y europeas de "mantener el ritmo" de gasto de munición.
Según las estimaciones de los funcionarios de EE.UU., los soldados ucranianos pueden disparar hasta 8.000 proyectiles de artillería por día, entre ellos cientos de municiones de racimo. George Barros, experto del Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Washington, indicó que este tipo de munición podría convertirse en un "elemento permanente dentro del arsenal ucraniano".
"No son una varita mágica"
Esta teoría no está demasiado bien vista por ciertos especialistas, entre ellos Mary Wareham, directora de defensa de la división de armas de Human Rights Watch, quien sostiene que, a pesar de que Kiev "está interesado en demostrar que las municiones de racimo tienen utilidad militar", hay que tener en cuenta que se trata de armas que "están prohibidas debido al daño que infligen a los civiles, tanto en el momento de dispararse como décadas después".
A su vez, Can Kasapoglu, director de investigaciones de defensa en el Centro de Estudios de Economía y Política Exterior en Estambul, señaló que el principal problema estratégico de los combatientes de Kiev en su contraofensiva se centra en la lucha contra posiciones enemigas atrincheradas, donde las municiones de racimo "tienen sus límites". Pueden ser útiles en combinación con otros tipos de artillería, pero por sí solas "no son una varita mágica", dijo Kasapoglu.
En este contexto, Gian Luca Capovin y Alexander Stronell, analistas de la firma británica de inteligencia de seguridad Janes, destacaron anteriormente que el uso de municiones de racimo por parte del régimen de Kiev en las regiones de Donetsk y Zaporozhie, al menos hasta ahora, "no produjo ningún efecto decisivo".
- Las municiones de racimo, que se usaron por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial, pueden emplearse en cohetes, bombas, misiles y proyectiles de artillería. Una vez lanzadas, se abren en pleno vuelo, esparciendo muchas minibombas sobre una amplia zona.
- Los críticos argumentan que, al dispersarse, estas submuniciones pueden mutilar y matar a civiles, a lo que se une el riesgo asociado a los proyectiles sin estallar, que representan un peligro durante años.
- Debido a la incidencia letal de estas armas en la población civil, 123 países adoptaron en 2008 una convención que prohíbe el uso de las bombas de racimo. De esas naciones, 111 son parte del convenio, mientras que solo 12 son firmantes.