El Supremo de Brasil condena a 17 años de prisión al primer acusado por los ataques bolsonaristas

El pasado 8 de enero, hordas de radicales asaltaron la capital del gigante latinoamericano haciendo tambalear la democracia.

El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil condenó este jueves a 17 años de cárcel al primero de los acusados de los ataques contra las sedes de los tres poderes el pasado 8 de enero en Brasilia, en protesta por la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones.

El exfuncionario Aécio Lúcio Costa Pereira, de 51 años, fue condenado por asociación para delinquir, intento de golpe de Estado, abolición del Estado democrático de derecho, daño calificado al patrimonio de la Unión y deterioro de bienes catalogados.

Con una camiseta en la que se leía "intervención militar ya", Costa Pereira fue detenido dentro del Congreso Nacional. Sentado en la mesa del presidente del Senado, el exfuncionario publicó en las redes sociales: "Va a funcionar, no nos desanimemos".

El juez Alexandre de Moraes abrió el miércoles la sesión recordando que los ataques del 8 de enero se realizaron con un "odio irracional" y "casi patológico" contra la democracia.

"Condenas ejemplares" 

En su intervención, De Moraes pidió una pena de 17 años de prisión contra Costa Pereira.

Además del caso de Costa Pereira, el Supremo tiene previsto juzgar estos próximos días a otros tres implicados en los ataques: Thiago de Assis Mathar, 43 años; Moacir José dos Santos, de 52; y Mateus Lima de Carvalho Lázaro, de 24.

En sus alegaciones a finales de agosto, la Fiscalía pidió que 40 detenidos sean condenados a penas de hasta 30 años y exigió que las condenas sean "ejemplares". En total, presentó 1.390 denuncias.  

El propio expresidente Jair Bolsonaro, que tiene suspendidos sus derechos políticos por ocho años por un caso de fraude, es investigado por su presunta incitación a los ataques.

Hace días, Lula dijo que el exmandatario ultraderechista está involucrado "hasta los dientes" en los ataques, en los que miles de bolsonaristas enfurecidos destrozaron a sus anchas las icónicas sedes del presidencial Palacio de Planalto, el Congreso y el STF.  

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