La 33.º edición del Premio Ig Nobel, una parodia al tradicional del Premio Nobel que honra los logros que "primero hacen reír y luego hacen pensar", se celebró este jueves en Cambridge, Massachusetts (EE.UU.).
En la ceremonia, retransmitida en directo por Internet por la revista Annals of Improbable Research, se anunciaron 10 ganadores de todo el mundo en diversos campos. También hubo regalos especiales para los premiados: un archivo PDF que se podía imprimir y convertir en una caja y 10 billones de dólares, aunque, desgraciadamente, en billetes zimbabuenses.
El científico Jan Zalasiewicz, de la Universidad de Southampton, ganó el premio Ig Nobel de Química y Geología por explicar por qué a muchos científicos les gusta lamer rocas. Según el investigador, hace 200 años los geólogos utilizaban este método para identificar el material que compone una roca, pero ahora se emplea para distinguir mejor las partículas minerales sobre una superficie húmeda. Ian incluso demostró la eficacia de este método lamiendo una piedra y diciendo qué partículas había en ella.
El premio de ingeniería mecánica fue a parar a un equipo de especialistas de China, la India, Malasia y EE.UU. por sus trabajos sobre la reanimación de arañas muertas para la creación de herramientas mecánicas de agarre. Los investigadores observaron que las patas de un arácnido muerto se mantienen "cerradas" de forma natural, aunque pueden extenderse y abrirse bajo la presión. Basándose en esta característica, crearon una pinza a partir de una araña que puede, entre otras cosas, agarrar objetos con formas irregulares.
En el ámbito de la nutrición, los ganadores fueron Homei Miyashita, de la Universidad Meiji, y Hiromi Nakamura, de la Universidad de Tokio, por descubrir que el sabor de los alimentos puede modificarse de forma inmediata y reversible mediante estimulación eléctrica, efectuada mediante palillos y pajitas electrificados.
En materia de salud pública, se llevó el premio un inodoro inteligente que revisa los residuos humanos en busca de signos de enfermedad y usa un sensor de huellas anales para identificar al usuario.
Entre otros logros merecedores del Ig Nobel figuran los estudios sobre la peculiar sensación denominada 'jamais vu', que puede surgir cuando se escribe repetidamente la misma palabra; sobre el análisis de neuroimágenes en personas expertas en hablar al revés y sobre el número de pelos en cada fosa nasal (y si es el mismo en cada una), realizado en experimentos con cadáveres.
Finalmente, el premio de física fue para un grupo de investigadores de España, Suiza, Francia y el Reino Unido, que descubrió que la actividad sexual de las anchoas, que se reúnen por la noche frente a las costas gallegas para desovar, puede crear pequeños remolinos que mezclan diferentes capas de agua en los océanos.