Toda nueva obra de ficción o de no ficción sobre la disuelta banda terrorista ETA suele mirarse con lupa en España y, con frecuencia, desata una acalorada polémica.
Esta vez la causa del revuelo es una extensa entrevista en formato documental –que todavía no se ha estrenado– sobre el exjefe José Antonio Urrutikoetxea, más conocido como 'Josu Ternera', autor material e intelectual de varios asesinatos en el medio siglo de lucha armada de la banda separatista vasca contra el Estado español.
El estreno de 'No me llame Ternera', codirigida por el respetado periodista Jordi Évole y el director de cine Màrius Sánchez, está programada para la sesión inaugural, el próximo viernes, del prestigioso Festival de Cine de San Sebastián –una de las tres capitales vascas, en el norte de España– y están previstas otras cuatro proyecciones ese fin de semana.
La polémica se da además en medio de la incertidumbre por la formación de gobierno en España y tras una campaña en la que ETA volvió a estar presente: la derecha y la ultraderecha arremetieron insistentemente contra el presidente Pedro Sánchez por haber pacto durante su mandato con el partido independentista vasco EH Bildu, al que acusan ser heredero directo de la banda terrorista.
"Un relato justificativo y banalizador"
Pero la sanguinaria historia de ETA, que entre su nacimiento a finales del franquismo y su disolución, en 2018, dejó un reguero de terror, con 853 asesinatos, 2.500 heridos, decenas de secuestrados y miles de atentados y víctimas, sigue siendo un asunto extremamente sensible entre la sociedad vasca y española.
La polémica se inició después de que el pasado lunes un grupo de 500 personas, entre ellas varios familiares de víctimas y el escritor Fernando Aramburu, autor de la afamada novela 'Patria', firmaran una carta publicada por El Diario Vasco solicitando al certamen que "excluya por completo de su programación ese documental", de Netflix, por considerar que "blanquea el terrorismo".
"Por desgracia, ese documental forma parte del proceso de blanqueado de ETA y de la trágica historia terrorista en nuestro país, convertida en un relato justificativo y banalizador que pone al mismo nivel a asesinos y cómplices, víctimas y resistentes", dice el manifiesto.
"Nadie admite hoy un relato similar aplicado a la apología ni justificación de otras formas de violencia, sea étnica, sexual o social. Tampoco puede admitirse para el terrorismo", agrega.
Primero ver y luego criticar
La respuesta del festival no se hizo esperar. En un comunicado, su director, José Luis Rebordinos, denegó la petición con el argumento de que la película "ni justifica ni blanquea a ETA" porque ese certamen "no proyectaría una película con esas premisas".
"Estimamos que la película 'No me llame Ternera' ha de ser vista primero y sometida a crítica después, y no al revés", aseguró. Y propuso "una proyección privada previa" para un grupo reducido en representación de los firmantes de la carta.
El propio Évole salió en defensa de su pieza. "Entrevistar no es blanquear. Entrevistar no significa compartir las ideas del entrevistado. Parece mentira que todavía tengamos que aclarar cuestiones tan obvias", escribió.
Ningún tipo de "censura previa"
La ONG Dignidad y Justicia, que defiende los intereses de las víctimas, le pidió a la Fiscalía que viera la cinta para analizar si su emisión puede suponer un delito de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas.
Pero el Ministerio Público lo negó con el argumento de que no pueden restringirse "el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones" mediante ningún tipo de censura previa, según un comunicado difundido por los medios.
También sindicatos policiales y otras asociaciones mostraron su desagrado. En las redes sociales abundan estos días comentarios a favor y en contra de la difusión de la pieza.
"Jordi Évole tiene todo el derecho del mundo a hacer un reportaje entrevistando a 'Josu Ternera'. ¡Faltaría más! Podría haberlo hecho sobre las víctimas de ETA, pero él ha elegido y ha preferido a 'Josu Ternera'. La libertad de expresión le ampara. Y le define", dijo uno.
Otro afirma que "'Josu Ternera' es un asesino" y que entrevistarle "es intolerable y humillante para las víctimas".
"En lugar de entrevistarse con Évole, debería hacerlo con el magistrado competente de la Audiencia Nacional para rendir cuentas por su sanguinario pasado. Qué vergüenza", escribió.
Piden "2.354 años de prisión"
La polémica subió de tono cuando se supo que, durante la película, el exdirigente etarra admite su implicación en el asesinato que segó la vida, en 1976, del alcalde del municipio de Galdakao, Víctor Legorburu Ibarretxe. Un crimen, además, por el que no fue procesado y fue sobreseído por una ley de amnistía en 1977.
'Josu Ternera', de 72 años, es considerado uno de los históricos miembros de la banda terrorista, a la que perteneció durante cuatro décadas, durante las cuales vivió de todo: ser su máximo líder, encabezar el aparato político, convertirse en diputado, pagar condenas por sus crímenes, ser el representante en negociaciones con el Gobierno español y leer, en 2018, el comunicado en el que la banda anunció su disolución.
Ingresó a principios de los 70 en el frente militar de ETA, donde participó en atracos, atentados y robos de explosivos, uno de los cuales sirvió para asesinar en 1973, a finales del franquismo, al entonces presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco.
Después, pasó a formar parte de la cúpula hasta que, en 1987, se convirtió en la cabeza tras la muerte del entonces máximo jefe, Domingo Iturbe Abasolo 'Txomin'. Eran los años más sangrientos de la banda.