En su intervención en la apertura de la Cumbre de la ONU sobre la Ambición Climática, el secretario general de la organización, António Guterres, afirmó que la ola de calor tiene consecuencias nefastas, las inundaciones destruyen cosechas y miles de personas huyen despavoridas de incendios sin precedentes. "La humanidad ha abierto las puertas del infierno", añadió.
No obstante, Guterres confía en que aún es posible mantener el aumento de la temperatura global dentro de los 1,5 °C y proporcionar al mundo energía limpia asequible. Pidió a los países miembros que se unan para hacer frente al calentamiento global y les recordó que la tarea es urgente. "El futuro no está escrito. Corresponde a líderes como ustedes escribirlo", se dirigió a los participantes en la cumbre.
El máximo responsable de la ONU señaló que si nada cambia, la temperatura global aumentará 2,8 °C, promoviendo un mundo peligroso e inestable. Muchos de los países más pobres son los que más sufren la crisis climática que no han provocado. Necesitan el apoyo y la solidaridad de los líderes mundiales y medidas urgentes para reducir las emisiones. La transición de los combustibles fósiles a las energías renovables se está produciendo, "pero llevamos décadas de retraso", añadió.
De las palabras a la acción
El secretario general pide el desarrollo del Pacto de Solidaridad Climática entre las economías desarrolladas y las emergentes, que insta a los mayores "productores" de emisiones, los que más se han beneficiado de los combustibles fósiles, a hacer más para reducirlas. Con este fin, los países ricos deberían apoyar a las economías en desarrollo.
También dio a conocer la llamada Agenda de Aceleración, que ayudará "de acuerdo con el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas" a los países desarrollados a alcanzar emisiones cero hacia 2040 y a las naciones en desarrollo hacia 2050. El plan también contiene medidas para desprenderse del carbón y de las subvenciones a los combustibles fósiles.
Guterres solicitó a los Gobiernos que reformen el sistema financiero mundial para apoyar las medidas contra el cambio climático. Entre las modificaciones propuestas se encuentran la introducción de penalizaciones por emisiones de carbono, así como la revisión de los modelos de negocio de los bancos multilaterales de desarrollo "para que puedan atraer mucha más financiación privada a un coste razonable para los países en desarrollo", sostuvo el secretario general.
Asimismo, apeló a los países desarrollados para que proporcionen a las naciones en desarrollo los 100.000 millones de dólares prometidos con el objetivo de luchar contra el cambio climático y que dupliquen el financiamiento para la adaptación al calentamiento global.