Las conclusiones del 78.º período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la ONU demuestran que, aunque Occidente es hostil a Rusia, el mundo no lo es y EE.UU. está tocando un tambor que no encuentra oídos receptivos, opina Fiódor Lukiánov, editor jefe de la revista Russia in Global Affairs y presidente del Consejo ruso para la Política Exterior y de Defensa.
Las intervenciones de los dirigentes y jefes de Estado estuvieron marcadas por el resonado tema de la reforma al Consejo de Seguridad, un órgano que, en condiciones de confrontación, solo genera un mutuo bloqueo en la toma de decisiones, indicó Lukiánov. "Esto irrita a otros Estados que no tienen un estatus especial, ya que los cinco grandes se han dado a sí mismos el poder de veto", resaltó.
Sin embargo, el experto señaló que la aplicación práctica de una reestructuración se enfrenta a una serie de problemas. En primer lugar, cualquier reforma del Consejo de Seguridad solo es posible con el consenso de los cinco miembros permanentes, pero estos "no están dispuestos a compartir sus privilegios y tienen ideas diferentes sobre la naturaleza de la transformación del máximo órgano político de la ONU", indicó.
En segundo lugar, Lukiánov resaltó que habría un "debate interminable" sobre los parámetros de la ampliación para incorporar a nuevos miembros. "Es difícil imaginar un acuerdo sobre todas estas cuestiones, incluso en tiempos de paz, y mucho menos hoy", afirmó.
Aunque una reforma del Consejo de Seguridad parece poco probable, los crecientes centros de influencia en el Sur Global presionan cada vez más sobre la cuestión de la justicia en las relaciones internacionales. Y ahora existe una "feroz competencia por las simpatías de esa mayoría", destacó Lukiánov.
En ese contexto, Rusia ha hecho observaciones concretas en el sentido de que los países occidentales ya están "sobrerrepresentados" en el Consejo de Seguridad, por lo que ninguna ampliación debería aumentar la representación proporcional de esa comunidad. Al mismo tiempo, tradicionalmente Moscú ha expresado el temor de que la ampliación, y más aún la concesión de derechos de veto a los nuevos miembros, conduzca a la devaluación del Consejo de Seguridad como tal.
"La ONU y sus estructuras, como cualquier institución, están ligadas a su tiempo. La exclusividad es, por supuesto, un fenómeno agradable. Pero también está condicionado por las circunstancias cambiantes", señaló el experto. "Rusia está interesada en una ampliación significativa del Consejo de Seguridad, basada en el principio de proporcionalidad justa, de modo que todo el mundo esté representado", agregó.
Según Lukiánov, los acontecimientos del último año y medio han demostrado que, a excepción de cierto segmento, la mayor parte del mundo no es hostil a Rusia, sino más bien neutral y centrado en sus propios intereses. "No obstante, el resentimiento de los Estados aliados de EE.UU. dificulta la labor diplomática", concluyó.