El Departamento de Comercio de EE.UU. estableció este viernes un conjunto de reglas que prohíbe invertir dentro del sector de los chips en países que sean motivo de "preocupación". La medida estará vigente durante 10 años y se aplica a los receptores de ayuda gubernamental en virtud de la Ley de Ciencia y Chips, firmada en agosto pasado y dirigida a reducir la dependencia de Washington de las cadenas chinas de suministro de semiconductores, además de impulsar su competitividad frente a Pekín.
Estas reglas, inicialmente propuestas en marzo, restringen para los receptores de ayuda estatal (por un valor total de 52.700 millones de dólares) el acceso a ciertos estudios conjuntos y el licenciamiento de tecnologías en los mencionados países extranjeros, al tiempo que clasifican a los semiconductores como críticos para la seguridad nacional de EE.UU. En caso de violación de esas normas, las autoridades podrán recuperar toda la ayuda destinada a la compañía que haya incumplido.
"Una de las máximas prioridades de la administración Biden-Harris, posibilitada por la Ley de Ciencia y Chips, es expandir el liderazgo tecnológico de EE.UU. y de nuestros aliados y socios. Estas barreras protegerán nuestra seguridad nacional y ayudarán a EE.UU. a estar por delante durante las próximas décadas", señaló la secretaria de Comercio de EE.UU., Gina Raimondo.
En particular, la nueva regulación concierne a Pekín. Este martes, al intervenir ante el Congreso estadounidense, Raimondo destacó que Washington tiene que "estar absolutamente atento a que ni un centavo de esto [las subvenciones estatales] ayude a China a adelantarse a nosotros".
A finales de julio, la secretaria de Comercio comentó que las medidas de control a las exportaciones hacia China no deben ser tan estrictas como para "privar a las empresas estadounidenses de beneficios, mientras China puede obtener el producto en cualquier otro lugar". Esas reglas "privarán a las empresas estadounidenses de algunas ganancias, pero creemos que vale la pena", aseveró.