La sesión de investidura como presidente del Gobierno a la que se enfrenta Alberto Núñez Feijóo, candidato del Partido Popular (PP), empezará el martes con pronóstico reservado. A pesar de que ese espacio político fue el que obtuvo más votos y más escaños en las elecciones celebradas el pasado 23 de julio en España, el escenario no es el más propicio para que el líder de la derecha acceda al poder.
A lo largo de esta semana, los ciudadanos españoles vivirán uno de los tres escenarios posibles: un cambio de Gobierno, de uno progresista a uno conservador, con el ascenso de Feijóo; el intento del presidente en funciones Pedro Sánchez de revalidar su cargo; o la posibilidad de una repetición electoral.
El mes que Feijóo ha tenido para labrar sus apoyos, desde que fuera designado candidato por el rey Felipe VI, parece dejar claro que el líder popular no ha logrado su objetivo y que no cosechará el respaldo de la Cámara Baja.
No obstante, queda espacio para la sorpresa debido a la postura que pueda tomar el partido del expresidente catalán Carles Puigdemont, el independentista Junts per Catalunya, o la posibilidad de que algunos diputados socialistas cometan transfuguismo y desobedezcan la disciplina de su formación política.
¿Qué pasará esta semana?
La sesión de investidura comenzará este martes con el discurso del candidato, que deberá exponer ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretende formar y solicitará la confianza de la Cámara. Núñez Feijóo no tendrá límite de tiempo en esta primera intervención y, además, podrá participar en cualquier momento también sin limitación temporal.
A continuación tomarán la palabra los portavoces de los diez grupos parlamentarios, que lo harán de mayor a menor representación, y que podrán ser replicados o no por el candidato.
El miércoles llegará el turno de la votación, en la que Feijóo necesita lograr al menos 176 votos de los 350 escaños que componen el Hemiciclo, es decir, mayoría absoluta, la mitad más uno de los diputados.
Si el líder del PP no lo consigue, entonces la votación se repetirá 48 horas después, el viernes, cuando los miembros del Congreso volverán a sufragar. Entonces solo será necesaria la mayoría simple, es decir, más síes que noes.
Si el proceso que emprende Feijóo finalmente resulta fallido, se pondrá en marcha el reloj constitucional: dos meses para tramitar sucesivas propuestas de investidura antes de que se decrete una nueva convocatoria electoral, si ninguna es exitosa.
El PP saca músculo en la calle, pero da por perdida la investidura
El pasado domingo, el Partido Popular convocó una manifestación en el centro de Madrid, en el elitista barrio de Salamanca, para protestar por la –todavía inexistente– amnistía a los procesados por el 'procés' catalán, que el partido de Sánchez está negociando con las formaciones catalanas.
El expresidente del Gobierno, el popular José María Aznar, había llamado hace días a una rebelión "nacional"; mientras que su correligionaria, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se comprometió a poner a 200.000 personas en la calle.
Finalmente, fuentes del PP cifraron la participación en unas 65.000 personas, mientras que la Delegación del Gobierno en Madrid rebajó el dato hasta los 40.000 manifestantes. El acto se convirtió en un mitin más contra el Gobierno de Sánchez, en el que tomaron la palabra los expresidentes Aznar y Mariano Rajoy.
Así, la cita con la que el partido de Feijóo pretendía sacar músculo se quedó descafeinada al no conseguir aglutinar a la numerosa ciudadanía a la que apelaba, pero, además, dejó claro que el PP es consciente de que la investidura de esta semana no será exitosa y que Sánchez tendrá su oportunidad más adelante.
Así lo ha certificado este lunes la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, que dijo: "Mañana Feijóo será el primer candidato a la investidura que, pudiendo obtener los votos para ser presidente, renuncia a conseguirlos".
Además, Gamarra adelantó que "Feijóo va a apelar de forma directa a la conciencia de los diferentes sensibilidades políticas", para que piensen si prefieren "un presidente de Gobierno firme y sólido, pero dialogante y fiable, a uno sumiso que ya ha demostrado que es capaz de engañar a todo el mundo todo el tiempo".
El Partido Socialista, alerta ante el transfuguismo
Por parte del Partido Socialista, que quedó segundo en las elecciones, pero que tiene mayores posibilidades de aglutinar una mayoría en el Congreso, se da por descontado el fracaso del intento del líder de la derecha.
Sin embargo, durante estas semanas se ha barajado la sospecha de que ocurra algún caso de trasfuguismo en el seno de los socialistas, que facilite la llegada al Gobierno de Feijóo, quien solo necesita cuatro diputados más de los que ya tiene comprometidos.
En este sentido, todas las miradas se posan en los diputados de la región de Castilla - La Mancha, uno de los pocos territorios en los que el Partido Socialista ha logrado gobernar con mayoría absoluta tras los comicios regionales celebrados en mayo.
Allí, el presidente autonómico, Emiliano García Page, es uno de los barones socialistas más críticos con la gestión de Sánchez y, especialmente, con sus alianzas con los partidos nacionalistas.
Sin embargo, Page –que ya ha dejado clara su postura contraria a la amnistía– ha repetido en varias ocasiones que no contempla que los diputados de su Comunidad rompan la disciplina de partido.
Los nacionalistas catalanes tienen la llave
Los complejos resultados electorales han tenido como consecuencia que Junts per Catalunya tenga la llave de la gobernabilidad en esta legislatura. Lo que hagan sus siete diputados determinará si es presidente Feijóo o Sánchez, o si se va a una repetición electoral.
El Partido Popular ha logrado atar 172 escaños para la sesión de esta semana, mientras que el Partido Socialista tiene hasta ahora asegurados 171, por lo que las negociaciones con Junts centran toda la atención, como se vio en la manifestación del pasado domingo.
La formación de Puigdemont ha puesto como requisito indispensable para dar su apoyo a los de Sánchez la promulgación de una ley de amnistía, que abarque a todos los procesados por el referéndum de autodeterminación ilegal que tuvo lugar en Cataluña en octubre de 2017.
Si bien el Partido Socialista no se ha pronunciado a este respecto, más allá de asegurar que todo lo que se acuerde se hará en el marco de la Constitución, los partidos catalanes han ido desgranando poco a poco el estado de las conversaciones.
Así, aunque todavía no se conoce el texto propuesto, este lunes la portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Raquel Sans, dijo: "La amnistía ya la acordamos para constituir la Mesa del Congreso y la damos por supuesto; ahora es la hora de la fase resolutiva del conflicto político; la hora de avanzar hacia el referéndum".
La representante republicana también afirmó que entre los dos partidos "corren documentos" y que se comienza a entrar en la fase más "técnica" de la amnistía, una vez que la fase política ya está "resuelta".
Si finalmente Feijóo fracasa en su empeño esta semana, se espera que las negociaciones los socialistas y sus socios con Junts y ERC sean duras. Los nacionalistas catalanes han dejado meridianas sus exigencias, pero no está claro que ambas formaciones estén dispuestas a correr el riesgo de una repetición electoral en la que podrían obtener peores resultados y perder toda su fuerza negociadora.