Empleado de un museo de Múnich vendió obras de arte y puso falsificaciones en su lugar
Un empleado técnico de Deutsches Museum en Múnich (Alemania) robó varias obras de arte, las reemplazó con réplicas y luego vendió los cuadros originales en subastas, según un comunicado de un tribunal local difundido esta semana.
El hombre trabajó en la galería entre mayo de 2016 y abril de 2018, donde tenía acceso al depósito donde se guardaban los cuadros. Durante ese período, robó sin levantar sospechas cuatro obras de los pintores alemanes de principios del siglo XX: 'Das Märchen vom Froschkönig' ('El cuento de hadas del rey rana') de Franz von Stuck, 'Die Weinprüfung' ('Probando el vino') de Eduard von Grützner, 'Zwei Mädchen beim Holzsammeln im Gebirge' ('Dos muchachas recogiendo leña en las montañas') y 'Dirndl' de Franz von Defregger.
El primer cuadro lo vendió a través de una casa de subastas de Múnich, mintiendo al personal que la obra de arte pertenecía a sus bisabuelos o abuelos. La pintura se subastó en Suiza por un precio de 70.000 euros y el hombre recibió 49.127,40 euros en efectivo, una vez descontados los gastos de la puja.
'Die Weinprüfung' lo subastó por 4.490,50 euros, mientras que que 'Zwei Mädchen beim Holzsammeln im Gebirge' lo vendió por 7.000 euros. También intentó subastar 'Dirndl', pero no se concretó por falta de ofertas.
El individuo recibió un total de 60.617 euros (más de 63.500 dólares) por la venta de los cuadros y utilizó el dinero para pagar sus deudas y financiar un estilo de vida lujoso. Según el tribunal, el acusado se compró un nuevo apartamento, relojes caros y un Rolls Royce.
¿Cómo se descubrió el robo?
El robo fue destapado luego de que el personal del museo se percatara de que 'El cuento de hadas del rey rana', que se encontraba en el depósito, era una falsificación. La posterior revisión de todo el inventario concluyó que otras tres pinturas tampoco eran originales.
Especializado en muestras científicas y técnicas, Deutsches Museum no expone arte, pero tiene almacenado cientos de obras, a menudo valiosas, y alberga colecciones de arte de coleccionistas privados y fundaciones. Un día, un tasador interno decidió revisar la obra de Franz von Stuck por un motivo no relacionado, y se dio cuenta de que el lienzo distaba visiblemente de la entrada en el catálogo, comentó a The New York Times la portavoz del museo Sabine Pelgjer.
"Al final fue bastante fácil reconocer que se trataba de una falsificación", agregó.
El pasado 11 de septiembre, el tribunal de distrito de Múnich declaró al exempleado del museo, de 30 años, culpable de comercialización ilegal de bienes culturales y lo condenó a una pena de prisión suspendida de un año y nueve meses.Además, le ordenó devolver toda la suma recaudada en las ventas.
Durante el procedimiento preliminar, el hombre, quien no tenía antecedentes penales, confesó el crimen y "mostró remordimiento y comprensión sinceros", afirmando que había actuado sin pensar y ya no podía explicar su comportamiento, reza el comunicado del tribunal.