El Grupo Naval de Actividades Bélicas Especiales (NSW, por sus siglas en inglés) anunció este viernes que adoptará a partir del próximo mes de noviembre un nuevo programa para realizar pruebas aleatorias de detección de drogas que mejoran el desempeño físico, como esteroides y hormonas de crecimiento muscular. Estos controles tendrán carácter adicional y se sumarán a las pruebas que ya se hacen para detectar drogas ilícitas.
"Mi intención es garantizar que todos los compañeros del NSW rindan al máximo de sus capacidades innatas, preservando al mismo tiempo lo distinguidos niveles de excelencia que definen a la NSW", aseguró el contraalmirante Keith Davids, que encabeza el grupo naval.
La reforma se adopta después de que, en febrero del año pasado, el recluta Kyle Mullen, muriera de un paro cardíaco después de completar con éxito la prueba más difícil del programa de entrenamiento de los Equipos de Tierra, Mar y Aire de la Armada de EE.UU. (SEAL, por sus siglas en inglés), denominada 'Semana del Infierno'. La investigación del suceso reveló que él y otros reclutas habían consumidos sustancias dopantes y que el corazón de Mullen pesaba el doble que el de un hombre normal.
Con la nueva iniciativa, el 15 % de todos los miembros de la unidad, no solo los reclutas, serán sometidos a pruebas aleatorias mensualmente. Davids, calificó la iniciativa como "un firme compromiso con la salud, la seguridad y la preparación operativa de todos los miembros de la comunidad de la NSW".
Varios reclutas declararon a The New York Times que muchos marines usaban drogas para obtener una ventaja en el curso de selección y que forzaban el ritmo del ya agotador entrenamiento hasta el punto de obligar a reclutas que no consumían a abandonar las filas.
Otros reclutas también aseguran que el dopaje sigue estando muy extendido, incluso después de que los candidatos seleccionados se incorporan a las Fuerzas Especiales. "Si hicieran pruebas, no tendríamos equipos SEAL", afirmó el examarine Jeff Nichols, el año pasado.