La noche de este 1 de octubre se celebró el primer debate entre los candidatos que participarán en las elecciones presidenciales de Argentina, cuya primera vuelta está convocada para el próximo 22 de octubre.
Al evento, que tuvo lugar en los espacios de la Universidad de Santiago del Estero y fue transmitido por la Televisión Pública Nacional, concurrieron los aspirantes Javier Milei (La Libertad Avanza), Sergio Massa (Unión por la Patria), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad).
Los postulantes expusieron sucintamente su plan general de gobierno, con precisiones en economía, educación, derechos humanos y convivencia democrática, con la novedad de que el último tema fue elegido por votación popular a través de la página web que a tales efectos dispuso la Comisión Nacional de Elecciones (CNE).
El organismo fijó en dos minutos el tiempo que tuvo cada candidato para presentar sus ideas, aunque los contrincantes dispusieron de cinco oportunidades para ejercer su derecho a réplica durante 45 segundos.
Milei en la polémica económica
Milei, el primero en hablar, inició su intervención señalando que Argentina está en decadencia "por culpa de la casta" y vaticinando que "en 50 años", el país será "la villa miseria –barrio pobre– más grande del mundo", en razón de las políticas implementadas por los gobiernos precedentes, calificadas por él como "nefastas", porque parten de asumir las necesidades como derechos, sin considerar que es necesario disponer de fondos para financiar los programas.
En el último siglo, dijo, Argentina ha recorrido el camino del déficit fiscal, la emisión monetaria, el endeudamiento y otras prácticas igualmente criticables, que aspira superar a través de un programa de reformas ultraliberales, con las que el país podría alcanzar en "15 años, niveles de vida similares a los que tiene Italia o Francia". "Si me dan 20, Italia o Alemania; si me dan 35, Estados Unidos".
"Nosotros proponemos hacer una reforma del Estado, bajar drásticamente el gasto público, reducir impuestos, simplificar el sistema tributario, desregular a fondo la economía, hacer privatizaciones para sacarnos las nefastas empresas del Estado de encima, abrir la economía y cerrar el Banco Central", detalló.
Sus dichos fueron replicados por Bregman, que le acusó de hacer alianzas con sectores del poder tradicional, incluyendo a políticos, empresarios y el estamento militar. "Es un empleado de los grandes empresarios, que han ganado millones en estos años (…) y con él aspiran ganar mucho más", afirmó. "No es un león, es un gatito mimoso del poder económico".
De su parte, Schiaretti le acusó de prometer "medidas milagreras", en lugar de implementar medidas apropiadas, que en su criterio pasan por alcanzar el equilibrio fiscal, que el Banco Central funcione de manera independiente, cuya presidencia sea designada por la oposición, además de la liberación del tipo de cambio, aunque con un período de transición con doble cotización.
De su lado, Sergio Massa, actual ministro de Economía, reprochó las implicaciones del plan del candidato liberal, al apuntar que en términos prácticos representaría la pérdida de los activos nacionales, la privatización de derechos elementales como la educación y las jubilaciones, así como un plan de dolarización, que va a contravía del nuevo orden económico.
Milei respondió solo a Massa, al que criticó por su gestión frente a las finanzas del país y tachó de retrógrado, por no ser capaz de ver, según él, lo obsoletas e inadecuadas que resultan sus estrategias.
El titular de Economía replicó, a su vez, que la propuesta de Milei se reducía a la dolarización que rige en El Salvador, Ecuador y Zimbabue, en lugar de las exportaciones energéticas y de productos con valor agregado que él sugiere como camino para acumular reservas internacionales y fortalecer la moneda local, al tiempo que lo acusó soterradamente de estar a favor de ceder la soberanía de Las Malvinas, un asunto de particular sensibilidad en el seno de la sociedad argentina.
Por su parte, la candidata del macrismo, Patricia Bullrich, cargó contra Milei por ofrecer dolarización en un país en el que no emite dólares y le acusó de pretender hacer de Argentina un paraíso fiscal, como ocurre en aquellos países donde no hay Banco Central.
Las disculpas de Massa
En su turno, Massa se disculpó por los errores cometidos por la actual Administración y por los daños que le causaron a la población, que piensa superar a partir del refinanciamiento de la deuda con el FMI y la digitalización de la moneda. Del mismo modo prometió un aumento en las penas de cárcel para los evasores de impuestos y los que se dedican a la fuga de capitales.
Bullrich le pidió que explicara cómo "siendo el peor ministro de Economía en la historia Argentina, podría ser un buen presidente" y enumeró los problemas económicos que han signado la gestión de Massa, algo que también le reclamaron el resto de los aspirantes.
El candidato peronista se defendió de las acusaciones señalando que el presupuesto que envió al Congreso contempla el superávit y llamó a recordar que tanto la deuda que mantiene el país con el FMI como las altas cifras de pobreza, son atribuibles directamente a la gestión de Mauricio Macri (2015-2019).
Bullrich, a quien iba dirigida la mayor parte de la réplica de Massa, replicó al ataque tachando el presupuesto presentado al Legislativo como "vergüenza" y apuntando que fue calculado con una cifra de inflación de 70 %, cuando es mayor.
"Vamos a un sistema tributario mucho más progresivo, vamos a seguir bajando el IVA a todos los trabajadores argentinos, vamos a seguir bajando impuestos (…) y vamos a poner sobre la mesa los beneficios de las empresas, que te roban casi cuatro puntos y medio del PIB, con la protección de algunos sectores de la política argentina", ripostó Massa, quien también señaló las responsabilidades de Milei y Bullrich en la crisis.
Bullrich sin propuestas concretas
La aspirante macrista, de su lado, ofreció un programa para resolver "de fondo" los problemas económicos del país, acompañada de un equipo calificado. Además, recalcó que contaba con "la decisión política, el temperamento y el coraje para hacer los cambios" que se requieren. Mencionó su interés en la disminución de la inflación y del alza en las exportaciones, pero no precisó cómo lo haría, algo que le echó en cara Milei.
Las otras voces
Juan Schiaretti, abanderado de la formación 'Hacemos por Nuestro País', afirmó que los dos últimos gobiernos habían "destruido la economía de la nación", por haber "gastado más de lo que ingresa", causa última, en su opinión, de la inflación.
"Para acabar con el déficit fiscal, no es necesario hacer un ajuste salvaje (…) sino tomar las medidas adecuadas", dijo. En resumen, estas implican la reducción de fuentes internas de pérdida de ingresos y la independencia del Banco Central, así como un régimen transicional con doble tipo de cambio, uno de ellos controlado para el comercio y otro libre.
Derecho público y gratuito
El debate sobre la educación lo inició Massa, calificándolo como "un derecho" universal "que tiene que ser público y gratuito", porque constituye "el mejor remedio contra la pobreza que puede tener un país", en tanto es la fuente del "capital humano" y "el instrumento más importante de movilidad social ascendente" de la que dispone una sociedad.
Como parte de su proyecto de Gobierno, mencionó que envió al Congreso una ley que permitiría incrementar la inversión en educación del 6 % al 8 % del PIB, con el objetivo de construir nuevos centros de educación infantil y jardines de infancia para apoyar a las mujeres trabajadoras; lanzar un plan de alfabetización en los primeros grados de educación primaria, el fortalecimiento de la formación en matemáticas, programación e inteligencia artificial y las salidas técnicas en la educación secundaria.
Del mismo modo, para las universidades, Massa propuso destinar 1 % del PIB para ampliar la oferta en educación superior "gratuita, libre y de calidad", así como un estímulo económico para los docentes que dicten clases en las aulas y no a distancia.
"El adoctrinamiento se termina"
Por su lado, Bullrich acusó a Massa de ponerse "del lado de los gremios" y prometió que en su gestión "la historia de los paros" del "el adoctrinamiento" se terminarán.
Para cumplir con su promesa, planteó 190 días de clases obligatorias y la declaratoria de la educación como "servicio esencial", para que los reclamos laborales no puedan tener lugar durante el período escolar.
Pese a las diferencias con el candidato peronista, coincidió con él en la necesidad de ofrecer salidas técnicas en la educación secundaria que le permitan a los jóvenes engrosar las filas del mercado laboral, aunque anunció que, en el caso de resultar vencedora, la política universitaria se enfocará en "carreras cortas, enfocadas en la matriz productiva de cada provincia".
Modelo descentralizado
Schiaretti, como quienes le precedieron, defendió el carácter público de la educación, al tiempo que mencionó las experiencias que se han implementado en la provincia de Córdoba –de la que es gobernador– para garantizar el derecho a la educación en un contexto donde la mayoría de las madres trabajan, además de los avances en la educación técnica, que, aseguró, garantizan la inserción laboral, sin desmedro de la calidad educativa.
"En el país, lo que necesitamos, es que el país deje de superponer funciones con las provincias, que les pase los recursos directamente a las provincias por coparticipación, con todo lo que dicen que van a recaudar más. Esa es la manera en la que Argentina tenga una buena educación".
"La educación no puede ser un negocio"
Bregman destacó el papel de las maestras y madres para mantener a flote la educación pública en el país, a pesar de las crisis y de las promesas incumplidas por parte del Ejecutivo.
"Bullrich y Macri (…) hundieron la educación pública, Milei viene con las escuelas 'voucher'. Vayan a Chile y vean cómo resultó: aumentó la desigualdad educativa, hay una educación para pobres y otra para ricos. La educación no puede ser un negocio", refirió, antes de advertir que defendería "la educación sexual integral obligatoria", vista su utilidad para identificar casos de abuso en menores y también como una manera de defender la diversidad sexual.
La educación como negocio
Milei, encargado del cierre del tema educativo, arremetió contra sus antecesores, a los que acusó de ser responsables de lo que, en su criterio, constituye la debacle de la educación en Argentina, lo que contrapuso a un plan donde ese aspecto aparece indisociado del proceso de creación de riquezas.
"Nosotros estamos planteando una propuesta revolucionaria, que es la idea de implementar el capital humano", dijo, categoría que calificó como "muy importante" en los últimos 250 años y que le sirvió como fundamento para proponer la creación de una cartera homónima, dividida en cuatro áreas: niñez y familia, salud, educación y trabajo.
En su decir, la iniciativa pretende terminar con "la asistencia esclavizante de darles el pescado" y en su lugar, se propone "enseñar a pescar" e incluso, a "fabricar la caña de pescar". "Si es posible, que aprendan a tener una empresa de pesca, porque vamos por una solución donde los individuos sean plenamente libres y no esclavos del Estado y de los políticos".
Sus dichos fueron replicados por Burllich, quien le acusó de plantear "un modelo" que solo es viable en Buenos Aires, en razón de su desconocimiento de las realidades que se viven en otros puntos de la geografía argentina. "El 'voucher' lo único que va a causar es más desigualdad. Nosotros defendemos la escuela pública", recalcó.
"Vamos a terminar con los piquetes"
Bullrich dio inicio a la tercera ronda de intercambios, relativa a la convivencia democrática, prometiendo que su presidencia pondrá fin a los piquetes –cierres de vías–, al tiempo que cargó contra los sindicatos y organizaciones sociales ligadas al peronismo, a las que sindicó de haber roto la convivencia ciudadana.
"La convivencia democrática está rota, porque todos los sindicatos y todos los piqueteros que responden al Gobierno, ahora están todos callados, todos mudos, pero cuando viene otro Gobierno, empiezan la lucha".
Antes de anunciar sus planes, la dirigente macrista se permitió una reflexión sobre la herencia de la última dictadura militar (1976-1983), deslindándose de la violencia de las organizaciones piqueteras en las que militó en su juventud y recalcando que "la única manera de hacer política en serio, es en paz y en convivencia".
Del mismo modo, calificó como "tragedia que no puede volver a suceder nunca más" los graves crímenes cometidos en ese lapso, aunque instó a reconocerla "tanto por los muertos de la dictadura como por los muertos de las organizaciones armadas", fueran estos civiles o militares.
Tras ser cuestionada por Bregman, en lo que la política socialista calificó como "políticas represivas" de la Administración macrista contra la protesta social, Bullrich reivindicó el papel de las Fuerzas Armadas en las manifestaciones, al punto de decir que "no les dejan vivir en democracia" y asegurar que les rinde homenaje. "Voy a ser siempre defensora de aquellos que cumplen la ley", recalcó.
Patrimonio de todos los argentinos
Por su parte, Schiaretti aseveró que "los derechos humanos son un patrimonio de todos los argentinos" que no han de ser instrumentalizados por ningún partido político.
En su intervención, se refirió a su propia historia como dirigente estudiantil atacado por grupos parapoliciales y exiliado para escapar de la persecución de la dictadura militar, al tiempo que aludió al aprendizaje colectivo de la nación en torno al valor de la democracia y al respeto a las instituciones, algo que, en su opinión, no hace el actual Gobierno, enzarzado en una lucha con las instancias judiciales y la prensa.
Contra el negacionismo
Myriam Bregman, que ejerce como abogada de derechos humanos y ha liderado varias causas contra perpetradores de crímenes de lesa humanidad, aseguró que le producía "indignación" la conducta de quienes pretendían negar la existencia de campos de tortura y concentración, así como la desaparición de personas, aún en gobiernos elegidos democráticamente.
"Defendemos incondicionalmente el derecho a la protesta. Aunque a las Bullrich les moleste tanto que el pueblo trabajador salga a la calle, no nos vamos a callar, porque siempre que conquistamos un derecho, es porque salimos a las a manifestarnos, porque salimos a pelearlo", señaló.
"No fueron 30.000 los desaparecidos"
Al referirse a los asuntos de la convivencia democrática, Milei reclamó respeto para los liberales argentinos, en su decir, acusados injustamente de "nazis" y "fascistas", antes de señalar que si bien valoraba los esfuerzos de verdad y justicia, "no fueron 30.000 los desaparecidos, son 8.753".
"Estamos absolutamente en contra de una versión tuerta de la historia. Para nosotros, en los 70 hubo una guerra. Y en esa guerra, las fuerzas del Estado cometieron excesos, y por tener el monopolio de la violencia, le vale todo el peso de la ley. Pero también los terroristas de Montoneros (…) mataron gente, asesinaron gente, torturaron gente, pusieron bombas, hicieron un desastre y también cometieron delitos de lesa humanidad", defendió.
Milei también cargó contra las organizaciones de derechos humanos, a las que acusó de emplearlos como bandera "para ganar plata, para hacer negocios turbios", con mención explícita a la Universidad de Madres de Plaza de Mayo.
"Ustedes, sigan tratando de discutir la historia, de reescribirla, nosotros venimos acá para gobernar, para una Argentina nueva, para una Argentina distinta, que es imposible con los mismos de siempre", fustigó.
Cuidar el legado
Massa replicó soterradamente a Milei, al resaltar la importancia de "cuidar el legado" del país en materia de "memoria, verdad y justicia", un camino que inició con los juicios a los cabecillas de las juntas de la dictadura militar y con la condena de estos personeros, que le dieron a la nación suramericana "un enorme reconocimiento internacional" y una vocería autorizada dentro de los organismos de derechos humanos de todo el mundo.
En relación con su propuesta concreta, insistió en la necesidad de avanzar en el reconocimiento y garantías para el disfrute de "nuevos derechos humanos", entre los que incluyó el derecho a vivir un ambiente sano, a la salud, a la educación, a la tierra y a la obligación del Estado de asistir a las víctimas de la violencia, unas metas que, en su opinión, solo pueden lograrse con "la convivencia democrática y los grandes acuerdos".
Así las cosas, anunció que el 10 de diciembre convocaría "a un Gobierno de unidad nacional". "Nadie puede sorprenderse porque vean en mi Gobierno a sindicalistas o empresarios; a trabajadores o comerciantes, porque vean a sectores liberales, radicales o del PRO, porque, en definitiva, el desafío que tenemos es construir políticas de Estado", aseguró.