La mayoría de las salas de urgencias en Estados Unidos no están preparadas para atender a la población infantil, lo que se traduce en cientos de muertes o casos de niños que quedan con problemas graves de salud y a largo plazo, asegura una investigación publicada por The Wall Street Journal (WSJ).
Tras una revisión de los niveles de certificación en más de 600 salas de urgencia en los 50 estados del país, el diario descubrió que solo alrededor del 14 % de ellas están calificadas para prestar atención de calidad a niños. De los 5.085 servicios de emergencia de todo el territorio nacional, unos 700 se especializan en niños o han sido reconocidos en los estados por sus esfuerzos para mejorar la atención urgente de pacientes menores, detalla el análisis.
La principal causa de este problema es la falta de preparación y práctica de muchos emergenciólogos en lo que respecta al diagnóstico y tratamiento de dolencias infantiles. No solo no poseen el conocimiento necesario para detectar situaciones potencialmente mortales, sino que utilizan por defecto dosis y protocolos de medicación para adultos. Incluso muchos ni siquiera saben dónde encontrar los equipos para crisis pediátricas, señala el periódico.
Un estudio publicado en 2019 por la revista Pediatrics afirma que un menor tiene cuatro veces más probabilidades de morir en una sala de emergencia no apta para prestarle atención que un adulto. Asimismo, una investigación realizada en 983 salas de emergencia y divulgada en enero de este año por la revista JAMA Network Open, asegura que, entre 2012 y 2017, murieron unos 1.440 niños por falta de preparación en esos centros.
Los expertos explican que, si bien no es necesario que cada unidad de emergencia cuente con todos los recursos de una especializada en menores, sí deben adoptar ciertas medidas, entre ellas, abastecer de suministros adecuados y capacitar al personal para garantizar que mantenga sus habilidades pediátricas. No obstante, una evaluación realizada en julio a nivel nacional arrojó un promedio muy por debajo de lo que se considera una buena preparación en ese aspecto.
De acuerdo con WSJ, los fondos federales para ayudar a los hospitales a mejorar la atención infantil son limitados y la emergencia de este tipo no tiene tanta demanda ni es tan lucrativa como otros servicios. El dinero destinado alcanza apenas para pagarle a uno o dos empleados y ofrecer algo de capacitación gratuita a instituciones médicas y personal de emergencia, aseveran funcionarios estatales. Las entidades de salud a menudo pierden dinero tratando a los pequeños ya que, según expertos pediátricos, los programas de seguro de salud del Gobierno no abonan lo suficiente como para cubrir todos los costos.
Frente a esta situación, algunos estados, agencias locales y organizaciones sin fines de lucro han designado centros de trauma pediátrico, pero su número es limitado. Además, son voluntarios y únicamente se encuentran en 22 estados del país. Por otro lado, aunque Tennessee, Illinois y Nueva Jersey exigen y controlan que los hospitales estén equipados en el tratamiento de urgencia a los pacientes más jóvenes, la medida solo aplica para las clínicas principales; aproximadamente el 40 % del total no participan.