Una investigación ha revelado cuánto les ha costado a los países de la Unión Europea abandonar las fuentes de energía rusas.
Un estudio dirigido por el Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático calcula que los países europeos han gastado 792.000 millones de euros adicionales en el último año "solo en el sistema de 'statu quo' para proteger a los consumidores de los efectos de la crisis energética", introducida por la crisis ucraniana.
El informe, compartido con Reuters, también afirma que Europa podría desprenderse de los combustibles fósiles y crear un sector energético autosostenible invirtiendo unos 2 billones de euros (2,1 billones de dólares) en energía solar, eólica y otras fuentes regenerativas de aquí al 2040.
Para alcanzar su objetivo, el bloque necesitaría inversiones anuales de 140.000 millones de euros para el 2030 y de 100.000 millones anuales en la década siguiente. La mayor parte de la suma se necesitaría para la expansión de la energía eólica terrestre.
Dependencia del gas licuado estadounidense
La directora general de Energía de la Comisión Europea, Ditte Juul Jorgensen, advirtió la semana pasada que, a pesar de que la UE cuenta con las "herramientas" necesarias para sobrellevar otro invierno de crisis energética —que incluyen la conservación y energías renovables—, la dependencia de las exportaciones del gas natural licuado (GNL) estadounidense se mantendrá durante décadas.
La declaración de Jorgensen representa uno de los mensajes más fuertes desde Bruselas acerca de que los países miembros de la UE seguirán consumiendo el gas natural licuado de EE.UU. mucho más allá del fin de la década, a pesar de las preocupaciones de que esto podría hacer mella en las ambiciosas metas climáticas del bloque comunitario.