El nuevo ministro de Defensa de Corea del Sur, Shin Won-sik, propuso suspender "tan pronto como sea posible" el acuerdo militar intercoreano, concertado con Pionyang en 2018, para reanudar la vigilancia de primera línea en la frontera norte.
"Nuestros dispositivos de reconocimiento y vigilancia deben observarlos", declaró a los medios el recién designado miembro del Gobierno, en referencia a los eventuales desplazamientos del Ejército norcoreano. Las restricciones que estipula el pacto impiden "en gran medida" recibir señales de "inminentes provocaciones norcoreanas" en la línea de contacto.
De esta manera, el alto funcionario busca prevenir una amenaza repentina como el ataque contra Israel desde la Franja de Gaza por parte de Hamás, argumentando que Israel habría sufrido menos pérdidas si hubiera utilizado vehículos aéreos no tripulados para el reconocimiento.
Según el ministro de Unificación de Corea del Sur, Kim Yung-ho, se debería tomar en cuenta integralmente la situación en materia de seguridad antes de suspender el tratado. Además, sugirió que este tema sea planteado y discutido a fondo en el Consejo de Seguridad Nacional de Corea del Sur, aunque también admitió que el documento "limita excesivamente el funcionamiento de nuestros medios de vigilancia".
El Acuerdo Militar Integral, firmado por ambas Coreas el 19 de septiembre de 2018, estipuló medidas para reducir las tensiones castrenses en la península de Corea, y crear condiciones para un mejor diálogo y cooperación bilateral. En particular, se crearon zonas colchón a lo largo de las fronteras terrestres y marítimas, y también zonas de exclusión aérea para evitar colisiones, recuerda la Agencia de Noticias Yonhap.
Desde que se firmó el pacto hasta noviembre pasado, cuando Corea del Norte había disparado al menos 23 misiles al mar, incluido uno que impactó en la superficie marina a menos de 60 kilómetros de la costa de Corea del Sur, no ha habido otros importantes enfrentamientos entre las dos Coreas.
Sin embargo, los lazos entre ambos países empeoraron tras el fracaso de una ronda de conversaciones entre Donald Trump y Kim Jong-un sobre el programa de armas nucleares de Corea del Norte en 2019. Washington exigió a Pionyang una acción más decisiva para renunciar a esta clase de armas, mientras que los norcoreanos señalaron, a su vez, que Washington no hacía nada en respuesta a sus medidas voluntarias para la desnuclearización.