Engañar a la inteligencia israelí, segura de que Hamás se centraba en el restablecimiento económico de la Franja de Gaza y ya no buscaba enfrentamientos armados, y encontrar una vulnerabilidad clave en el sistema de vigilancia en la frontera permitieron a los milicianos palestinos asestar el mayor golpe contra el país hebreo de las últimas cinco décadas, contaron a The New York Times fuentes de seguridad de Israel.
Los comandantes israelíes confiaban demasiado en el sistema de vigilancia que dependía por completo de las cámaras, los sensores y las ametralladoras operadas a distancia, pensando que el control remoto, en combinación con armas, el vallado y un muro subterráneo para impedir la infiltración por túneles, imposibilitarían una violación masiva de su frontera.
Sin embargo, el sistema de vigilancia a distancia tenía una vulnerabilidad: podía ser destruido remotamente. Hamás aprovechó esa debilidad y envió drones para atacar las torres de base celular que transmitían las señales del sistema de control, confirmaron las fuentes del periódico y el análisis de los propios periodistas de los videos de drones publicados por Hamás.
Sin posibilidad de recibir y transmitir señales, este sistema se hizo "inútil", ya que los soldados a cargo de los controles no recibieron ningún indicio de alarma que los alertara sobre la abertura en la valla fronteriza con Gaza ni tampoco vieron a través del video de las cámaras de seguridad cómo Hamás estaba destruyendo las barricadas.
Como resultado, más de 1.500 combatientes de Gaza ingresaron a Israel a través de casi 30 puntos de la frontera y llegaron a por lo menos cuatro bases militares israelíes sin ser interceptados, donde mataron a los soldados mientras estos estaban durmiendo, algunos todavía en ropa interior.
Los cuatro funcionarios de seguridad israelíes que hablaron con The New York Times bajo condición de anonimato coincidieron en que detrás del éxito de la ofensiva de Hamás hay una serie de fracasos de la inteligencia y los militares de Israel, la confianza ciega en el sistema de vigilancia remota es uno de ellos.
Otro error crucial fue concentrar los mandos en una sola base fronteriza, que resultó atacada poco después de la incursión. Esto impidió establecer las comunicaciones y alertar a tiempo al resto de las fuerzas israelíes.
Los agentes de inteligencia tampoco controlaron los canales de comunicación clave utilizados por los atacantes palestinos y optaron por creer al pie de la letra las afirmaciones que los líderes militares de Gaza realizaron por canales privados, donde afirmaban que no se preparaban para ninguna batalla. Los palestinos sabían que esas conexiones estaban siendo monitoreadas por Israel.
A lo largo de este año, Hamás se abstuvo de involucrarse en dos enfrentamientos armados librados contra Israel por la Yihad Islámica Palestina y el mes pasado el liderazgo de Hamás puso fin a los disturbios en la frontera con Gaza en un acuerdo mediado por Catar, dándole a Israel la impresión de que no buscaba la escalada del conflicto.
Tan solo seis días antes del ataque, el asesor de Seguridad Nacional de Israel, Tzachi Hanegbi, declaró en una entrevista de radio: "Hamás es muy muy comedido y entiende las implicaciones" que supondría desafiar a los israelíes.
La semana pasada, cuando miembros de inteligencia israelí brindaron informes a los altos mandos de seguridad sobre las amenazas más urgentes para la defensa del país, se centraron en los peligros que representaban los militantes libaneses a lo largo de la frontera norte de Israel. Apenas se mencionó el desafío planteado por Hamás.
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