Sánchez cierra ronda de contactos sin tener atados los apoyos para su investidura en España

El presidente en funciones del Gobierno de España y candidato socialista para revalidar el cargo, Pedro Sánchez, ha concluido este viernes su ronda de contactos con todas las formaciones políticas que tienen representación en el Congreso de los Diputados, con la excepción de la ultraderecha de Vox, para recabar apoyos en su intento de investidura.

Las negociaciones están siendo duras, como demuestra el hecho de que todavía no se haya fijado la fecha para su cita ante la Cámara Baja, que debe producirse antes del 27 de noviembre, plazo límite establecido por la Constitución para conseguir la investidura de un presidente o para disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones generales.

El miércoles Sánchez se reunió con los líderes del Partido Popular (PP), Sumar, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Partido Nacionalista Vasco (PNV), Bloque Nacionalista Galego (BNG), Coalición Canaria (CC) y Unión del Pueblo Navarro (UPN).

Tras la pausa de la fiesta nacional del 12 de octubre, este viernes ha sido el turno de los encuentros con los representantes de EH Bildu y de Junts per Catalunya, el partido del expresidente catalán Carles Puigdemont, que han dejado las fotos más polémicas de estas jornadas.

En busca de apoyos estables

La intención del líder socialista es atar los respaldos necesarios para que su investidura sea exitosa y conseguir apoyos estables para toda una legislatura, en la que buscaría profundizar y estabilizar los proyectos que ya se pusieron en marcha durante sus cinco años de Gobierno.

Para ello, las formaciones nacionalistas e independentistas son indispensables, en concreto Junts, la fuerza que se está mostrando más reticente a un acuerdo y la que ha puesto el precio más caro al apoyo de sus siete diputados.

Contacto con Oriol Junqueras

El miércoles se produjo el primer gesto inédito, el contacto telefónico de Sánchez con Oriol Junqueras, líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), el partido actualmente en el Gobierno regional de Cataluña.

Se trata del primer contacto entre ambos después de que Junqueras fuera indultado por el Gobierno socialista en 2021, tras haber pasado cuatro años en prisión como condena por su responsabilidad en el proceso independentista catalán de 2017.

Desde el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), esta llamada se enmarcó en la normalidad democrática y en la relación que se ha mantenido durante los últimos cinco años con la formación catalana, que fue un socio estable del Gobierno durante la pasada legislatura.

Foto con EH Bildu

Sin embargo, ha sido la mañana de este viernes la que ha dejado la foto más polémica de la ronda de contactos: la que retrata al presidente en funciones con los representantes del partido independentista vasco EH Bildu.

Este partido político fue de los primeros en declarar, tras los comicios celebrados en julio, que apoyaría a Sánchez "sin líneas rojas" para evitar que pudiera alcanzar la Presidencia del Gobierno un candidato del Partido Popular, de la mano de la ultraderecha de Vox.

La imagen de este encuentro ha sido calificada de indigna desde el PP, que ha puesto el acento en que la representante de Bildu, Mertxe Aizpurua, fue condenada en 1984 por enaltecimiento del terrorismo por un artículo que escribió.

La delicada situación con Junts

Pero la cita más compleja, sin dudas, ha sido la última de este viernes con la representante de Junts, Míriam Nogueras, que en una cortísima comparecencia ante los medios de comunicación ha informado de que Sánchez todavía no cuenta con su apoyo.

Por el momento Sánchez no ha descartado la posibilidad de reunirse con el propio Puigdemont, que reside en Waterloo desde 2017, cuando huyó del país para evitar la acción de la Justicia española. Sin embargo, la situación es muy diferente de la Junqueras, debido a que en los últimos cinco años la relación entre los socialistas y Junts ha sido prácticamente inexistente.

La amnistía y la autodeterminación en el centro de las negociaciones

El centro de las negociaciones y de las críticas de los partidos de derechas lo ocupa la exigencia de los partidos independentistas catalanes de la promulgación de una ley de amnistía a los procesados por el proceso secesionista ilegal de 2017, y el establecimiento de las bases para poder celebrar un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

La posible ley de amnistía lleva siendo negociada desde hace semanas y cuenta con el apoyo de cinco grupos parlamentarios, además de los socialistas: Sumar, ERC, Junts, EH Bildu y PNV.

A pesar de que la formación de Sánchez ha insistido en que todos los acuerdos que se alcancen estarán dentro de la ley y de la Constitución, desde el Partido Popular (PP), fuerza que resultó la más votada en las elecciones de julio, las críticas han arreciado.

Intensificación de encuentros

A través de un comunicado, el PSOE ha informado que su equipo negociador "intensificará" la semana que viene los encuentros con representantes de sus potenciales aliados parlamentarios.

"Estas reuniones se mantendrán en el ámbito de la discreción. El objetivo es llegar a los acuerdos necesarios para que España cuente con un gobierno progresista que haga políticas de ampliación de derechos para trabajadores, jóvenes, mujeres y la mayoría social de este país", dice el texto.

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La comisión negociadora de los socialistas se reunirá el lunes en la sede nacional del partido para "poner en común las conclusiones", tras las reuniones mantenidas durante esta semana, con la asistencia de Patxi López y Eva Granados, los portavoces del partido en el Congreso y el Senado.

El equipo negociador del PSOE está integrado por la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del partido, María Jesús Montero; el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; la ministra de Educación y portavoz del partido, Pilar Alegría; el secretario de Organización, Santos Cerdán; la secretaria de Política Internacional y Cooperación de la formación, Hana Jalloul; el diputado Óscar Puente; y el diputado Ramón Gómez Besteiro.

Una investidura en el aire

Tras la investidura fallida celebrada el mes pasado por el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, el rey Felipe VI designó a Sánchez como nuevo aspirante a someterse al veredicto del Congreso.

La nueva fecha todavía no está cerrada, aunque se especula con la primera semana de noviembre para que el presidente en funciones presente su proyecto de Gobierno ante los diputados y les requiera su apoyo.

Para investirse, Sánchez requiere la mayoría absoluta del Hemiciclo (al menos 176 de los 350 escaños que lo componen) en primera votación o más síes que noes en segunda. Hasta la fecha tiene el apoyo confirmado de 164 escaños, los propios y los de Sumar, PNV, EH Bildu y BNG, por lo que las negociaciones con los grupos catalanes, que tienen siete asientos cada uno, son imprescindibles.

Si Sánchez no consigue revalidar el cargo, el país celebrará nuevas elecciones el próximo 14 de enero.