Máximo representante de la Iglesia católica en Jerusalén está dispuesto a intercambiarse por rehenes de Hamás
El máximo representante de la Iglesia católica en Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, afirmó estar dispuesto a intercambiarse por los niños tomados como rehenes por Hamás. "Estoy dispuesto a un intercambio, cualquier cosa, si esto puede llevar a la libertad, a traer a los niños a casa. No hay problema. Hay total voluntad de mi parte", dijo Pizzaballa este lunes durante una videoconferencia con periodistas.
El cardenal, actual patriarca latino de Jerusalén, insistió en la necesidad de lograr la liberación de todos los retenidos y se refirió además a la oferta de mediación de la Santa Sede. "Lo primero que hay que hacer es intentar conseguir la liberación de los rehenes; de lo contrario, no habrá forma de detener [una escalada]. Estamos dispuestos a ayudar, incluso yo personalmente", recalcó.
Pizzaballa dijo que están "intentando" que al menos "algunos de ellos", de los niños, regresen a sus hogares. Sin embargo, hasta el momento no han tenido ningún contacto directo con el movimiento palestino. "Es muy difícil, porque para la mediación se necesitan interlocutores. Y en este momento no es posible hablar con Hamás", explicó. Así, informó que alrededor de 1.000 cristianos se habían refugiado en edificaciones de la Iglesia en el norte de Gaza, después que sus hogares fueran destruidos por los ataques israelíes. "No saben adónde ir, porque moverse es peligroso", agregó.
En los últimos días se han intensificado los esfuerzos diplomáticos para llevar ayuda a Gaza, mientras Israel prepara una invasión terrestre para neutralizar a Hamás. En ese contexto, Pizzaballa expresó su preocupación de que la operación militar provoque "una crisis humanitaria mucho más grave", con la que "sin duda habrá muchas víctimas". Por otro lado, el cardenal teme que el conflicto pase a una escala regional, "que involucre no sólo a Gaza o posiblemente a Cisjordania, sino también al Líbano, y entonces podría estallar el mundo islámico". "Es muy difícil predecir los acontecimientos, pero el miedo a la expansión regional es real, y no soy el único que lo dice", añadió.
Pizzaballa, representante del papa Francisco en Tierra Santa, supervisa las actividades católicas romanas en Israel y los territorios palestinos, así como en Jordania y Chipre, una región que alberga a una congregación de aproximadamente 300.000 creyentes.