Arqueólogos franceses han iniciado nuevas excavaciones en el departamento de Finisterre, en la región de Bretaña, para intentar desentrañar el secreto de la llamada losa de Saint-Bélec, aclamada en 2021 como el mapa más antiguo de Europa, informa AFP.
Este bloque de esquisto cubierto con dibujos grabados hace 4.000 años fue hallado en 1900 por Paul du Châtellier en el túmulo de Saint-Bélec, un enterramiento prehistórico en la localidad de Leuhan.
Al principio nadie podía entender qué significaban las imágenes, una serie de cúpulas, círculos y otras figuras unidas por una red de líneas que cubren esta losa de 2,20 metros de largo, 1,53 de ancho y 0,16 de grosor.
Solo hace unos pocos años los investigadores se percataron de que quizá se trataba de un antiguo mapa. Esto quedó claro después de comparar las líneas de la piedra con diagramas modernos de territorios cercanos. Al hacerlo, se dieron cuenta de que las marcas indicaban la ubicación de ríos, montañas y asentamientos antiguos desconocidos para la ciencia.
Tras este descubrimiento, los científicos comenzaron a utilizar la piedra como si fuera un mapa del tesoro para encontrar sitios arqueológicos.
"Estamos intentando contextualizar mejor el descubrimiento, disponer de elementos de datación y comprobar si queda algún fragmento", explicó el estado actual del estudio de la losa el arqueólogo Yvan Pailler, profesor de la Universidad de Bretaña Occidental.
"Es un mapa del tesoro", comentó el científico.
El antiguo mapa marca un área de aproximadamente 30 por 21 kilómetros y Clement Nicolas, del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, dijo que necesitarían inspeccionar todo el territorio y realizar referencias cruzadas con las figuras de la losa, un minucioso trabajo que podría llevar unos 15 años.
Nicolas y Pailler formaron parte del equipo que redescubrió la losa en un sótano del Museo Arqueológico Nacional en Saint-Germain-en-Laye.
Junto con colegas de otros países, los científicos franceses realizaron un estudio y descubrieron que la piedra representa los ríos y montañas de Roudouallec, una zona situada a 500 kilómetros al oeste de París.
Los investigadores escanearon la losa y compararon las líneas marcadas en ella con las marcas de un mapa moderno de la zona. La coincidencia que obtuvieron fue del 80%.
"Todavía tenemos que identificar todos los símbolos geométricos, la leyenda que los acompaña", explicó Nicolas.
La losa está llena de pequeños huecos, que los investigadores creen que podrían indicar túmulos, viviendas o depósitos geológicos.
Si se descubre su significado, esto podría dar lugar a una avalancha de nuevos hallazgos que se añadiría a los fragmentos de la losa descifrados anteriormente.
El área representada en el mapa probablemente corresponde a un reino antiguo de la Edad de Bronce, tal vez uno que colapsó en revueltas y rebeliones, señalan los historiadores.