Dron ucraniano daña las paredes de un depósito de residuos radioactivos en Rusia
El ataque ucraniano registrado la noche del jueves contra la central nuclear de Kursk, en Rusia, representa un acto de terrorismo nuclear que no pudo haberse realizado sin el permiso de los patrocinadores occidentales del régimen de Kiev, declaró este sábado la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.
En un comunicado publicado por la Cancillería, la vocera precisó que el ataque fue realizado con tres vehículos aéreos no tripulados, uno de los cuales, "dotado de explosivos, impactó en un depósito de residuos radioactivos, dañando sus paredes".
"Los otros dos se estrellaron contra el complejo de edificios administrativos de la central. Según datos preliminares, los drones utilizados en el ataque a la central tenían componentes suministrados por países occidentales", señaló Zajárova.
La funcionaria subrayó que estas acciones "demuestran que el régimen criminal de Kiev no tiene límites, ni siquiera para cometer actos de terrorismo nuclear".
"No podían desconocer que las consecuencias de un ataque con vehículos aéreos no tripulados podrían ser una catástrofe nuclear a gran escala que afectaría a muchos países. El ataque a la planta nuclear, una instalación de infraestructura puramente pacífica, no tenía desde el principio otros objetivos", indicó.
Al bombardear la central de Kursk, sostuvo, Kiev "se ha puesto al nivel de las organizaciones terroristas más odiosas". "Lo particularmente alarmante es que este crimen no habría podido cometerse sin el permiso, y posiblemente incluso las órdenes directas, de sus superiores occidentales", resaltó Zajárova.
La portavoz llamó a la comunidad internacional a "condenar enérgicamente las bárbaras acciones de Kiev, que son extremadamente peligrosas y podrían tener consecuencias irreparables". También dijo que esperan evaluaciones por parte de las organizaciones internacionales pertinentes y la sociedad civil sobre este "acto de terrorismo".