La Policía vincula la masacre de Maine con problemas de salud mental del atacante

El sospechoso "posiblemente" había estado escuchando voces y sufría de paranoia, señaló el comisionado de Seguridad Pública del estado.

La Policía del estado estadounidense de Maine no tiene dudas de que en la masacre ocurrida el miércoles en la ciudad de Lewiston, que se saldó con 18 muertes, hubo "un componente de salud mental", afirmó este sábado el comisionado de Seguridad Pública estatal, Michael J. Sauschuck, recoge la prensa local.

Según Sauschuck, el sospechoso Robert Card, de 40 años, hallado muerto el viernes, "posiblemente" había estado escuchando voces y sufría de paranoia. "Entraron en juego la paranoia y las teorías de la conspiración, y por lo que he leído y escuchado, eso les lleva a pensar que [los demás] hablan de ellos", indicó.

El comisionado señaló que en el carro del sospechoso junto a su cuerpo se encontraron tres armas, entre ellas un fusil semiautomático, comparadas legalmente. Sostuvo que, si bien Card pasó dos semanas en un centro de salud mental, nunca había sido ingresado a la fuerza para recibir un tratamiento psiquiátrico, por lo cual no habría aparecido en las comprobaciones de antecedentes a la hora de comprar armas.

Asimismo, informó que el presunto tirador había dejado una nota a un ser querido que contenía una contraseña para su celular e información de su cuenta bancaria. Dijo que no era "una nota de suicidio explícita", no obstante, "el tono deja entender que el individuo no contaba con seguir mucho tiempo más con vida".