Los obispos españoles volvieron a refutar este martes el demoledor informe del Defensor del Pueblo sobre los abusos sexuales a niños dentro de la Iglesia católica, que estimó en 440.000 las víctimas en las últimas décadas.
En una rueda de prensa, el cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, negó rotundamente las cifras del inédito informe, que tras décadas de opacidad y encubrimiento estima que el 1,13 % de la población adulta en país europeo ha sufrido los abusos del clero y que un 0,6 % ha sido víctima de un sacerdote o religioso.
"Nos duele el tema de los abusos, pero no creemos en esta extrapolación. Si fuera así, estaríamos todos metidos, ustedes y yo", declaró Omella, cuyo organismo celebró el lunes una Asamblea Plenaria extraordinaria para analizar el informe.
"Algunos miembros de la Iglesia"
El cardenal volvió a pedir perdón a las víctimas por el dolor causado "por algunos miembros de la Iglesia", pero pidió que no se responsabilice a todo el conjunto del clero.
"La mayoría, la gran mayoría, la inmensa mayoría de nuestros sacerdotes y religiosos están trabajando fielmente, atendiendo al pueblo de Dios", agregó.
El texto oficial, de 700 páginas, hizo lo que muchos otros países, como Francia, Alemania, Irlanda o EE.UU., ya emprendieron en el pasado: poner cifras a una lacra que hasta ahora la Iglesia católica española reconocía tímidamente e incluso impedía investigar de forma exhaustiva.
"Lamentablemente durante muchos años ha predominado cierta voluntad de negación de los abusos o una voluntad de ocultamiento o de protección de los abusadores", denunció la semana pasa el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo.
La proyección de víctimas sale a partir de una encuesta hecha a 8.000 personas. El informe entrevistó a 487 sobrevivientes de abusos sexuales, muchas de los cuales relataron que en la actualidad sufren problemas emocionales, como estrés postraumático.
"El celibato no predispone al abuso"
Omella afirmó, sin embargo, que el abuso sexual a menores es "un problema social que va más allá de la Iglesia" y que la mayoría de casos ocurren fuera del clero.
Además, rechazó que se afirme que el celibato predispone al abuso. "Donde más abusos hay es en la familia y no son célibes", dijo.
El presidente de la CEE reconoció que históricamente la Iglesia en España ha mirado hacia otro lado en relación a la pederastia en su seno, limitándose a apartar a quienes los cometían o trasladándolos de diócesis, hasta que se dio cuenta de "esto era una lacra".
El texto propone además una serie de recomendaciones, entre ellas, la creación de un fondo estatal para el pago de compensaciones a las víctimas, la celebración de un acto público de reconocimiento y reparación simbólicos por el largo período de tiempo de "desatención", o que la Iglesia abra sus archivos para investigar más en profundidad esta lacra.
Omella se refirió a la primera recomendación. Dijo que estaba de acuerdo, pero pidió que la reparación se extienda "a todas las víctimas".
"Si solo se tiene en cuenta a las de la Iglesia, el 90 % quedaría excluido y no tendría reparación", declaró.