Miles de personas volvieron a concentrarse este martes ante la sede nacional del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en la calle Ferraz de Madrid, en protesta por la ley de amnistía que esta formación está negociando con Junts per Catalunya, el partido del expresidente catalán Carles Puigdemont.
En esta ocasión, ante el fuerte dispositivo policial en resguardo, varios centenares de ultras se dirigieron a la conocida Gran Vía con la intención de acercarse al Congreso de los Diputados.
Posteriormente, se informaron choques entre manifestantes y los uniformados. Medios españoles recogen que los agentes descargaron balas de goma y bombas lacrimógenas para intentar dispersar a un grupo violento en las proximidades de la sede del PSOE.
De acuerdo con el registro gráfico, además de vocear consignas antigubernamentales y gritarle improperios a la fuerza pública, algunas personas lanzaron piedras, botellas de vidrio y otros objetos contundentes para intentar romper el cerco.
Frente a la arremetida, los funcionarios policiales optaron por retroceder, al tiempo que la televisión pública informó del despliegue de equipos de emergencia para atender a los heridos de los choques.
Tensión en ascenso
En la manifestación del lunes por la noche, la Policía terminó cargando contra los manifestantes y usando gases lacrimógenos ante actitudes violentas, con un saldo de tres detenidos.
Según la prensa local, la manifestación de este martes transcurría sin incidentes, con los concentrados pidiendo a gritos la dimisión de Pedro Sánchez y la prisión de Puigdemont.
Varios de ellos cargaban pancartas con el lema "España no paga a traidores, amnistía no".
La tensión está subiendo en España en los últimos días. La ley de amnistía de todos los encausados por el 'procés' independentista en 2017 que el presidente del Gobierno Pedro Sánchez está negociando con los partidos catalanes a cambio del apoyo a la investidura está indignando a la derecha y a la ultraderecha, que están haciendo todo lo posible para frenar su aprobación y movilizar las calles.
Convocadas en redes sociales por organizaciones ultraderechistas como Revuelta o Desokupa y secundadas por Vox, las manifestaciones se celebraron también en las ciudades españolas de Valencia y Sevilla.
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