El campesino Cícero José de Oliveira, de 43 años, estaba a punto de terminar su jornada laboral y regresar a su casa cuando una serpiente surucucú, la más grande y venenosa de América, se cruzó en su camino a orillas del río Juma, en la Amazonía brasileña.
De Oliveira, padre de tres hijos, se adentró en la selva, el 26 de octubre, para medir junto a unos compañeros un terreno en el municipio de Careiro, ubicado a 123 kilómetros de Manaos, la capital del estado de Amazonas.
Conocida por su belleza -con un color anaranjado que contrasta con sus manchas oscuras- y por ser la segunda serpiente más grande del mundo, solo por detrás de la cobra real, la surucucú mordió al campesino produciéndole un inmenso dolor.
"Salió mucha sangre. Pensé que la situación podía empeorar", relató De Oliveira. Los hombres corrieron unos 1.000 metros hacia el camino más cercano, pero su pierna "se atascó" y no pudo continuar. Sus dos compañeros se quedaron con él y un indígena que les acompañaba fue en busca de ayuda.
En los cuatro días que tardaron en localizarlos, se quedaron sin agua y sin comida, alimentándose solo de palmitos.
El rescate
El Departamento Municipal de Salud notificó lo ocurrido el 30 de octubre, cuatro días después del accidente. Ese mismo día, Jeffite Cordeiro Ambrósio y José Augusto Antunes, miembros del Instituto Brasileño de Medioambiente -ambos técnicos en enfermería- ingresaron en la densa selva en busca del campesino y sus compañeros.
Seis horas después, y tras caminar 17 kilómetros por una zona de difícil acceso, los encontraron. "Antes de salir de la base, investigué sobre la serpiente en Internet. Sabía que era un animal venenoso y cuya mordedura causa un dolor extremo (...) Cuando lo encontré [a De Oliveira], le pregunté: En una escala del cero al 10, ¿cuál es la intensidad del dolor? Él respondió: 9", relató Ambrósio.
Los expertos le aplicaron rápidamente un antídoto y al día siguiente de madrugada, trasladando a De Oliveira en una hamaca, abandonaron el lugar.
Poco antes del mediodía, después de cinco horas de caminata, llegaron a Careiro y el campesino fue ingresado en un hospital.
Ambrósio y Antunes caminaron 34 kilómetros en total. "Un brigadista en combate camina, en promedio, entre ocho y 10 kilómetros por día", explicó el comandante de incidentes de la Operación Amazonas 2023, Kurtis François Teixeira Bastos, haciendo hincapié en la hazaña del rescate.
Una inmensa serpiente
El Instituto Butantan indica que esta serpiente puede alcanzar más de tres metros de largo y tiene escamas erizadas al final de su cola. La surucucú se alimenta exclusivamente de mamíferos, generalmente de roedores, y de animales compatibles con su peso y tamaño.
Tiene hábitos nocturnos y, cuando se siente amenazada, hace vibrar su cola escamosa junto a las hojas, produciendo una alerta sonora para ahuyentar a posibles atacantes.
Los expertos señalan que este reptil prefiere las regiones húmedas y con poca presencia humana. Así, de las 272.068 mordeduras de serpientes venenosas que, según el Ministerio de Salud, se registraron en 2022 en Brasil, solo un 2 % fueron causadas por esta especie.
Sin embargo, los especialistas advierten del gran poder que tiene el veneno de una surucucú, "con efectos citotóxicos, coagulantes, hemorrágicos y neurotóxicos". Y en casos graves, puede provocar la muerte.
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