Cirujanos del centro médico NYU Langone Health, situado en Nueva York (EE.UU.), realizaron en mayo de este año el primer trasplante de ojo de la historia y parte de la cara a Aaron James, un hombre de 46 años que sobrevivió a una descarga eléctrica de alto voltaje, informó este jueves el establecimiento.
A pesar de que el paciente aún no recupera la visión, los expertos aseguran que se trata de un logro revolucionario que contribuirá al desarrollo de la terapia visual y la medicina en general. Casi seis meses después de trasplantar el ojo izquierdo, el órgano presenta un rendimiento biológico notable, incluyendo vasos sanguíneos que funcionan bien y una retina de aspecto prometedor.
"El mero hecho de que hayamos logrado el primer trasplante exitoso de ojo entero con cara es una hazaña tremenda que durante mucho tiempo muchos pensaron que no era posible", señaló Eduardo Rodríguez, médico que lideró el equipo de especialistas que operaron al paciente. "Hemos dado un gran paso adelante y hemos allanado el camino para el siguiente capítulo para restaurar la visión", agregó.
El curso de la operación
En junio de 2021, James recibió una descarga eléctrica de 7.200 voltios cuando instalaba líneas de alta tensión y su cara accidentalmente tocó uno de los cables. El hombre sufrió heridas graves y perdió su ojo izquierdo.
"Dado que Aaron necesitaba un trasplante de cara y seguirá tomando fármacos inmunosupresores de todas maneras, la relación riesgo/beneficio de trasplantar el ojo era muy baja", señaló Rodríguez al comentar la decisión de James de participar en este experimento médico.
Así, el equipo de cirujanos decidió realizar el trasplante del ojo donante con células madre adultas derivadas de la médula ósea, que crean las células sanas, sustituyendo con ellas los elementos dañados o disfuncionales. Sin embargo, los médicos enfatizaron que se necesitaba tiempo para determinar si este método aumenta las posibilidades de recuperar la visión.
En total, el trasplante duró alrededor de 21 horas, con más de 140 profesionales sanitarios participando en el proceso. "Los progresos que hemos observado en el ojo son excepcionales, sobre todo si tenemos en cuenta que cinco meses después de la intervención tenemos una córnea viable junto con una retina que muestra un gran flujo sanguíneo", declaró Bruce E. Gelb, cirujano del Instituto de Trasplantes Langone de NYU y vicepresidente de calidad del Departamento de Cirugía.
"Esto supera con creces nuestras expectativas iniciales, dado que nuestra esperanza inicial era que el ojo sobreviviera al menos 90 días. [...] Seguiremos vigilando y me entusiasma ver qué más podemos aprender con el tiempo", agregó.