La División de Investigación de Accidentes Aéreos de Reino Unido (AAIB, por sus siglas en inglés) publicó la semana pasada un boletín especial sobre la investigación en curso de un incidente ocurrido en octubre en el que un avión despegó con cuatro cristales de ventanas dañados, aparentemente debido a los focos usadas un día antes durante una filmación dentro del aparato.
El aparato, un Airbus A321-253NX, despegó el 4 de octubre del aeropuerto Stansted en Londres, rumbo al Aeropuerto internacional de Orlando, Florida (EE.UU.), con 9 pasajeros a bordo y 11 miembros de la tripulación, la mayoría de los cuales iban en la parte media y delantera de la aeronave, donde notaron cómo después del despegue, el avión parecía "más ruidoso y frío que de costumbre".
Detalles del incidente
Cuando el avión alcanzó los 10.000 pies de altura (más de 3.000 metros) y las señales del cinturón de seguridad se apagaron, el jefe de carga se dirigió a la parte trasera de la aeronave y notó que el ruido de la cabina iba en aumento a medida que el avión ascendía. Asimismo, se percató de que la banda del borde de una de las ventanas de la parte izquierda se movía con la corriente de aire y que el cristal parecía haberse deslizado hacia abajo.
Inmediatamente, el jefe de carga informó a la tripulación y al comandante de vuelo. Para entonces, la aeronave "no presentaba indicaciones anormales en la cabina de vuelo, y el sistema de presurización funcionaba con normalidad". Sin embargo, tras una inspección por parte del ingeniero de vuelo y del piloto, se decidió regresar a Stansted.
Para cuando la tripulación de vuelo inició la maniobra de descenso, el avión ya había alcanzado poco más de 14.500 pies de altura (más de 4.400 metros). Los pasajeros recibieron instrucciones sobre el uso de máscaras de oxígeno en caso de que fuera necesario, y, finalmente, el avión aterrizó de nuevo en Londres tras 36 minutos de vuelto.
Tres ventanas sin cristales
Con el avión ya en tierra, una inspección externa se percató de la ausencia de cristales en dos de las ventanas de la cabina, mientras que un tercero, que se había desprendido durante el despegue, fue encontrado más tarde en la pista, durante una inspección de rutina. Una cuarta ventana también presentaba daños menores.
La AAIB explicó que los daños en las ventanas se debieron, probablemente, a las altas temperaturas de las luces utilizadas durante el rodaje de una película que había tenido lugar el día anterior en el avión durante aproximadamente 5 horas. Así mismo, la entidad aseguró que continuará investigando el incidente para "comprender completamente las propiedades de las luces utilizadas y cómo se puede gestionar este riesgo en el futuro".