Ecuador estrenará Parlamento tras seis meses de inactividad: ¿cuáles son los principales retos?

La Revolución Ciudadana, que lidera el expresidente Rafael Correa, es la fuerza política con más número de integrantes, pero no llega a la mayoría absoluta.

La nueva Asamblea Nacional de Ecuador arrancará funciones este viernes, tras seis meses sin actividad, luego de que el pasado 17 de mayo el mandatario, Guillermo Lasso, decretara muerte cruzada y disolviera a este órgano.

Los nuevos asambleístas fueron electos en los comicios anticipados, que se convocaron luego de la acción de Lasso, y realizados el 20 de agosto y el 15 de octubre pasados.

El Parlamento está conformado por 137 asambleístas: 15 nacionales, 116 provinciales y 6 en representación de los ecuatorianos en el exterior. De estos, 78 son hombres (57 % del total) y 59 mujeres (43 %). A este nuevo legislativo regresan alrededor de 40 parlamentarios que fueron cesados por la muerte cruzada, de más de 60 que buscaban la reelección.

Esta Asamblea Nacional, al ser electa en comicios anticipados, tendrá una gestión extraordinaria y solo ejercerá funciones hasta mayo de 2025, para culminar el período que comenzó en 2021. Por lo tanto, estará apenas un año y medio activa.

La nueva legislatura tendrá entre sus prioridades "abordar problemáticas relacionadas con seguridad ciudadana, economía, apoyo a la producción y generación de empleo", de acuerdo con una publicación hecha recientemente en la cuenta en X del Parlamento.

La Asamblea que fue disuelta dejó alrededor de 500 proyectos en trámite, que deberán ser resueltos en este nuevo período. 

Bancadas

Con los resultados de las elecciones y los movimientos que han hecho los partidos políticos en los últimos días, ya se han conformado algunas de las bancadas que estarán en este nuevo legislativo. Ninguna de las fuerzas políticas tiene por sí sola una mayoría absoluta de 70 votos.

Una bancada legislativa se integra con al menos 14 asambleístas. De momento, existen cuatro bloques: Revolución Ciudadana (RC), Acción Democrática Nacional (ADN), Partido Social Cristiano (PSC) y Construye; y se prevé la conformación de un quinto, que representaría a los partidos que llegaron en minoría, independientes y movimientos provinciales.

El bloque más numeroso es el de la RC, partido cuyo líder es el expresidente Rafael Correa. En principio, esta bancada había conseguido 52 asambleístas, pero perdió uno, Ferdinan Álvarez, quien se separó del movimiento por discrepancias personales con el exvicepresidente de la República Jorge Glas.

Entonces, la bancada queda con 51 parlamentarios, 35 de ellos eran integrantes del Parlamento disuelto en mayo. Con esa cifra, tendrá dos legisladores más que en la pasada legislatura, en la que, agrupados en la coalición Unión por la Esperanza (Unes), tenía 49 curules.

Entre las propuestas de temas de la RC para abordar en el nuevo Parlamento, de acuerdo con los anuncios de campaña y sus planes de trabajo, están nuevas reformas al Código Integral Penal (COIP), un nuevo Código del Trabajo, entre otras. "Nuestra prioridad es resolver de manera urgente los grandes problemas del país", dijo la asambleísta reelecta por esta tolda política Viviana Veloz, quien señaló que la agenda legislativa estará orientada en tres ejes: "protección, seguridad y bienestar". 

El segundo bloque con más miembros es el oficialista ADN. Aunque esa alianza, que auspició a Daniel Noboa en las elecciones presidenciales, había conseguido solo 14 curules en los comicios, ha logrado sumar, previo a la instalación del Parlamento, a otros 25 asambleístas.

A este le siguen las bancadas del PSC y de Construye, ambas con 18 integrantes. En el bloque del Partido Social Cristiano están al menos cuatro legisladores que pertenecían a la Asamblea disuelta, tras el decreto de muerte cruzada.

En cuanto a Construye, movimiento que lidera la exministra —durante la gestión de Lenín Moreno— María Paula Romo, tras las elecciones había conseguido 29 curules, pero luego la cifra bajó a 26 y más tarde a 18, según informaron el pasado lunes mediante un comunicado.

Un días antes, luego de una reunión con la facción de la autodenominada Gente Buena, con la que participaron en las elecciones y auspiciaron las candidatura presidencial de Fernando Villavicencio —asesinado el pasado 9 de agosto, previo a la primera vuelta electoral—, ambas partes decidieron actuar de forma coordinada, pero autónoma en la Asamblea Nacional. Entonces, ocho integrantes de la bancada se separaron para buscar otros rumbos en el Legislativo.

Desde Construye señalaron que entre sus prioridades están impulsar una reforma constitucional para la extradición de criminales, depurar y fortalecer la administración de justicia, recuperación de recursos de casos de corrupción, seguir exigiendo que se investigue y castigue a los asesinos de Villavicencio, entre otros asuntos. 

"Alianzas"

De acuerdo con el analista político e historiador ecuatoriano Juan Paz y Miño, "la mayoría de partidos son clubes electorales o asociaciones de apoyo a una persona. No hay allí definiciones ideológicas, sino intereses políticos".

Indica que solo la RC "es un partido nacional e ideológico, con proyecto político", al cual le sigue el PSC, que es "una fuerza regional costeña, guayaquileña, con alguna proyección en distintas provincias y hoy en retroceso", pero "tampoco es ideológico, aunque representa a sectores empresariales".

En consecuencia, dice, en la Asamblea Nacional se distribuyen fuerzas que podrán hacer "alianzas de cualquier tipo", en función de sus conveniencias.

Por el momento, RC, PSC y ADN "convergen, como mayoría temporal", para distribuirse los puestos principales de la Asamblea Nacional. El analista se refiere al acuerdo alcanzado por estas tres fuerzas, al que se han sumado otras minorías, para elegir al presidente y vicepresidentes del Legislativo, definir las vocalías del Consejo de la Administración Legislativa (CAL), además de la repartición de las 15 comisiones legislativas permanentes. Ese pacto enfrenta el reto de sobrevivir más de un día, es decir, más allá de la designación de autoridades al interno del Parlamento.

Relación con el Ejecutivo

Paz y Miño opina que es al Ejecutivo al que le interesa contar con un apoyo mayoritario para aprobar las leyes que proponga, como las reformas —tributaria y energética— que pretende enviar de manera urgente; así como evitar una pugna de poderes que "nada de nuevo tendría en Ecuador, pues nació, con altibajos y diversos alcances, desde el retorno a la democracia en 1979".

El miércoles, en su discurso al recibir las credenciales como presidente de la República, Noboa se adelantó y agradeció a las organizaciones políticas que, "sin condiciones, simplemente con un diálogo fluido", han querido ser parte de "una gran unión" para sacar adelante al país, apoyar al Ejecutivo y buscar que "exista paz, balance y progreso en el Legislativo", algo que, a su juicio, no pudieron hacer sus antecesores.

La RC, añade el analista, ha sido clara en señalar que apoyará todo aquello que convenga al país, pero que "se opondrá a las privatizaciones, reformas laborales, afectaciones a la seguridad social, etc."; es decir, "toma posición con su proyecto progresista".

No obstante, explica, en esencia, "el proyecto social de la RC choca con el proyecto empresarial del gobierno de Daniel Noboa". 

En esa línea, el analista considera que esta contradicción se agudizará con el paso del tiempo, "porque el presidente llegó para ejecutar un proyecto empresarial". "Y creo que recibirá, finalmente, el apoyo del PSC y seguramente de las fuerzas minoritarias cuyo comportamiento es simplemente prebendarista y clientelar, dependiendo de lo que pueda atenderles el Ejecutivo", añade.

Paz y Miño dice que no se puede dejar de lado que sigue pesando en la sociedad ecuatoriana la confrontación correísmo/anticorreísmo. "De manera que es previsible que en la Asamblea se polaricen las posiciones al ritmo de lo que ocurra en la sociedad nacional", de acuerdo a las dimensiones y avances del proyecto empresarial que, por su parte, cuenta con el apoyo del bloque de poder que se constituyó con Moreno y Lasso desde 2017 y que integra a la élite empresarial neoliberal-libertaria, las derechas políticas, sociales y mediáticas, y también los apoyos geoestratégicos de las derechas continentales y de los EE.UU.

El analista deja claro que buscan "impedir el retorno del correísmo en 2025".

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