Moscú comenta las declaraciones de Washington sobre "matar" el proyecto energético ruso Arctic LNG 2

"Se trata de ventajas competitivas para Estados Unidos. No pueden conseguirlas en un entorno competitivo, están perdiendo esta competición, están destruyendo todo lo que les impide salir adelante", señaló la portavoz de la Cancillería rusa.

Rusia considera una amenaza la declaración del subsecretario de Estado de Recursos Energéticos de EE.UU., Geoffrey Pyatt, sobre los esfuerzos de Washington para detener el proyecto energético ruso Arctic LNG 2, declaró la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, en una sesión informativa celebrada el 15 de noviembre.

"[La situación con los gasoductos Nord Stream comenzó] exactamente con las mismas declaraciones del presidente de EE.UU. y de representantes del Departamento de Estado de EE.UU. sobre la necesidad de destruir estos proyectos, lo que condujo a que estos mismos proyectos de infraestructura fueran explotados seis meses después, y ahora termina con amenazas contra los próximos proyectos de infraestructuras en el mismo ámbito", señaló la vocera.

Según Zajárova, tales declaraciones prueban en parte la implicación de Washington en las explosiones de los gasoductos Nord Stream 1 y 2.

"Se trata de ventajas competitivas para Estados Unidos. No pueden conseguirlas en un entorno competitivo, están perdiendo esta competición, están destruyendo todo lo que les impide salir adelante", añadió la diplomática.

La semana pasada, Pyatt comentó ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado que Washington quiere aniquilar el proyecto ruso de producción de gas natural licuado (GNL). "Nuestro objetivo es matar ese proyecto, y lo estamos haciendo a través de nuestras sanciones, trabajando con nuestros socios del G7 y más allá", sostuvo.

Poco después, el diario británico Financial Times advirtió que la intención estadounidense podría dañar la economía global. Según el medio, "por primera vez, EE.UU. está arremetiendo contra la capacidad de Rusia para exportar gas natural licuado, lo que podría provocar perturbaciones en los mercados energéticos mundiales, algo que Washington había intentado evitar hasta ahora".