Un exoficial de inteligencia estadounidense junto a otro exfuncionario aseveraron en un artículo publicado el jueves en The Wall Street Journal que ya es hora de "poner fin al pensamiento mágico" sobre una supuesta derrota de Rusia en el conflicto ucraniano.
"[Vladímir] Putin tiene motivos para creer que el tiempo está de su lado. En el frente, no hay indicios de que Rusia esté perdiendo lo que se ha convertido en una guerra de desgaste", escribieron Eugene Rumer y Andrew Weiss, agregando que el impacto de las sanciones en la economía y las capacidades militares rusas "fue mucho menor de lo esperado".
"Las fábricas de defensa rusas están aumentando su producción, y las fábricas heredadas soviéticas están superando a las occidentales en artículos muy necesarios, como proyectiles de artillería", destacaron. "Los tecnócratas responsables de dirigir la economía rusa han demostrado ser resilientes, adaptables e ingeniosos", aseveraron los expertos, explicando que los precios del petróleo están "llenando las arcas estatales" rusas, en parte gracias a la estrecha cooperación con Arabia Saudita.
En ese sentido, la publicación destaca que las inversiones en relaciones exteriores claves han dado sus frutos a Rusia. "China y la India han proporcionado un importante respaldo a la economía rusa al aumentar las importaciones de petróleo y otras materias primas rusas", subrayan los autores, añadiendo que Moscú aún recibe apoyo en varias partes del Sur Global, que acusan a Occidente de aplicar dobles raseros.
Cambio de estrategia
Asimismo, el texto señala que Ucrania, por el contrario, depende en gran medida de las inyecciones de dinero occidental y que el apoyo bipartidista al régimen de Kiev en Estados Unidos se ha erosionado. "La tan esperada contraofensiva ucraniana no ha logrado el avance que le daría a Kiev mano fuerte para negociar. El tumulto en Oriente Medio domina los titulares, y el apoyo bipartidista a Ucrania en Estados Unidos se ha visto alterado por la polarización y la disfunción en el Congreso", recoge la publicación.
Los autores sugieren a los líderes occidentales que deben pasar a una estrategia de contención a largo plazo contra Moscú. "Con demasiada frecuencia se han entregado al pensamiento mágico: apostando por sanciones, una contraofensiva ucraniana exitosa o la transferencia de nuevos tipos de armas para obligar al Kremlin a sentarse a la mesa de negociaciones", manifestaron.
Asimismo, señalaron que más de seis meses antes del inicio del operativo militar, Putin aprobó una nueva estrategia de seguridad nacional para Rusia. "El objetivo principal de ese documento era preparar al país para una confrontación a largo plazo con Occidente. Hoy Putin puede decirle a la nación que su estrategia está funcionando", concluyeron.