Sumar, la coalición a la que dio forma la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo de España, Yolanda Díaz, con la pretensión de agrupar a una quincena de formaciones políticas a la izquierda del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), vive sus horas más bajas justo cuando ha conseguido volver a formar parte del Gobierno.
El anuncio de la composición del Consejo de Ministros que hizo la mañana de este lunes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, confirmó todas las sospechas: Podemos, el partido que fundó Pablo Iglesias en 2014, se quedaba fuera del Ejecutivo.
Podemos se había enrocado desde hace semanas en que su representación en el Gabinete de Sánchez fuese Irene Montero, al frente del Ministerio de Igualdad.
Sin embargo, esa pretensión se preveía imposible a todas luces por un ramillete de motivos: los socialistas querían volver a tener esa cartera bajo su mando, además de que los choques de Montero con el resto del Consejo de Ministros provocaron las mayores crisis del Gobierno de coalición en la legislatura pasada.
Por último, tampoco era una opción vista con buenos ojos por la propia Díaz, quien ya había vetado el nombre de la exministra en las listas para las elecciones generales del pasado 23 de julio.
Batalla a la izquierda de la izquierda
La batalla interna ha acabado por volar los puentes entre dos de los espacios más importantes a la izquierda del PSOE en el país: Sumar y Podemos.
Si bien Podemos llegó a un acuerdo con la formación de Díaz para concurrir con el resto de fuerzas progresistas juntas a los comicios de este verano, en las circunstancias actuales ya ha alertado que buscarán su total autonomía.
Esa autonomía puede cristalizar en que no se asuman como propias las decisiones que emanen del Ejecutivo de Sánchez y que sus cinco diputados negocien cada una de las iniciativas legislativas que se propongan a partir de ahora.
Además, Podemos, dirigido por Ione Belarra, hasta ahora ministra de Asuntos Sociales y Agenda 2030 –cargo que no repetirá– también sopesa concurrir por separado a las elecciones al Parlamento Europeo, que se celebrarán en junio, donde competiría en el mismo espacio electoral que Sumar.
Enrocados en la figura de Montero
Todas las cartas se pusieron sobre la mesa el pasado viernes, después de que Sánchez prometiera su cargo ante Felipe VI y llegara el momento de perfilar su nuevo Consejo de Ministros.
Díaz ofreció entonces a Podemos la cartera de Derechos Sociales para Nacho Álvarez, miembro de la Ejecutiva del partido de Ione Belarra, y hasta entonces secretario de Estado de ese departamento.
Sin embargo, Belarra rechazó el ofrecimiento por dos motivos. Por un lado, porque considera a Álvarez próximo a la vicepresidenta, desde que este aceptara ser el portavoz económico de Sumar. Por otro, se exigía que Podemos pudiese elegir a su propio ministro y la posición estaba enrocada en que debía ser Irene Montero. No hubo contraoferta.
La escaramuza se saldó con el propio Álvarez. El economista, de gran prestigio incluso fuera de las filas de la izquierda, decidió renunciar a ser ministro porque nunca aceptaría el puesto "al margen de la organización" de la que formaba parte, por lo que se separó de sus cargos en esa organización política.
Junto a la oferta para Álvarez, desde Sumar se pedía la firma de un acuerdo en el que se incluía el compromiso de "cesar los ataques públicos e insultos" al resto de miembros de la coalición, incluida la propia Díaz, así como presentarse juntos en todos los comicios del próximo ciclo electoral.
Diferencias desde el punto de partida
Las diferencias entre Yolanda Díaz y Podemos comenzaron prácticamente desde el momento en que Pablo Iglesias renunció como vicepresidente segundo y ministro de Asuntos Sociales, en marzo de 2020.
En aquel entonces, el fundador de Podemos nombró como su sucesora a Díaz, tanto en el Gobierno como en la cúpula de Unidas Podemos (UP), la confluencia de Podemos e Izquierda Unida con la que habían llegado al Ejecutivo. En un video dirigido a la militancia, Iglesias la proponía como candidata de su espacio para ser la primera mujer presidenta del Gobierno de España.
Sin embargo, las discrepancias comenzaron pronto con las tensiones de las ministras de Podemos, Belarra y Montero, con la parte socialista del Ejecutivo, que no eran respaldadas por Díaz. Así sucedió con el envío de armas a Ucrania o la configuración de las listas de UP en Andalucía.
Con la llegada de las elecciones municipales y regionales, el pasado mayo, las desavenencias fueron a más. Esos comicios fueron un desastre para Podemos, por lo que de cara a las generales, que fueron convocadas anticipadamente por sorpresa, comenzaron las negociaciones con la plataforma que Díaz llevaba meses preparando.
En junio se logró un complejo acuerdo entre ambos espacios y los comicios arrojaron 31 diputados para Sumar, de los que cinco pertenecen a Podemos.
¿Qué pasará ahora?
Ahora las miradas se centran en si toma cuerpo la amenaza velada que se ha estado lanzando durante las últimas semanas: el paso de los cinco diputados de Podemos al grupo mixto en el Congreso.
Sería una decisión que estaría avalada por el documento político aprobado por los militantes del partido dirigido por Belarra, si bien no está claro si así podrían hacer oír más su voz y si les reportaría beneficios o perjuicios electorales.
También está en el aire lo que sucederá en las próximas elecciones al Europarlamento y si finalmente Podemos acudirá por separado, una decisión que todavía no está tomada. Además, no son los únicos comicios a la vista: en 2024 también se celebrarán elecciones regionales en el País Vasco y Galicia, por ejemplo.
Dos años de continuos enfrentamientos, más o menos abiertos, hacían prever este desenlace. Frente a una formación, Sumar, que pretendía ser el paraguas en el que cobijar a una mayoría de formaciones progresistas, para unir esfuerzos y conseguir la tan ansiada unidad de la izquierda, hay un partido, Podemos, que pugna por hacer oír su voz y no quedar diluido en un batiburrillo de siglas.
Por otro lado están las críticas al hecho de que el liderazgo de Díaz haya sido impuesto, toda vez que no ha contado con el aval de ningún proceso de primarias, mientras que de la otra parte rechazan el hecho de que Podemos se centre en los nombres, en vez de en las políticas.
Lo cierto es que mientras el entorno de la vicepresidenta segunda ha tratado de llevar las desavenencias con discreción, desde Podemos las declaraciones han sido virulentas.
Así, el exportavoz parlamentario de la formación morada, Pablo Echenique, ha dicho este lunes: "Hoy es el día en el que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz expulsan oficialmente a Podemos de un gobierno que no existiría si no fuese por Podemos. Pero la operación la llevan diseñando y trabajando juntos —con la inestimable ayuda del poder mediático— desde hace más de dos años".
Ahora está por ver si estos desencuentros influirán decisivamente en la gestión de Sánchez, que necesitará el apoyo de cada diputado que le respaldó en la sesión de investidura para llevar adelante su programa legislativo y para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado.