Dos días después de la victoria de Javier Milei en las elecciones presidenciales de Argentina, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que no necesita "gustar" a los mandatarios de otros países de la región, sino sentarse a la mesa con ellos en busca de acuerdos.
"No tiene por qué gustarme el presidente de Chile, de Argentina, de Venezuela. No tiene que ser mi amigo. Él tiene que ser presidente de su país, y yo del mío (...) Uno no puede tener supremacía sobre el otro, tenemos que llegar a un acuerdo. Este es el arte de la democracia", dijo durante un evento en la escuela de formación del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Lula recordó la importancia de la relación con el país vecino y uno de los actores claves de Mercosur. "Argentina es un país socio, Brasil tiene una relación extraordinaria como Argentina, fue el primer país que visité para demostrar en 2003 que íbamos a tener una fuerte política" en la región, apuntó.
"Viviendo confusiones"
"Estamos viviendo algunas confusiones en América del Sur. No es la misma de 2002, 2004, 2006. Vamos a tener problemas políticos y en vez de quejarnos, tenemos que ser inteligentes e intentar resolverlos", defendió Lula ante la expectativa de la relación que sostendrá con Buenos Aires, tras la victoria del ultraderechista.
El asesor especial de asuntos internacionales brasileño, Celso Amorim, anunció el lunes que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) no asistirá el 10 de diciembre a la toma de posesión del argentino porque se sintió "personalmente ofendido", pero aclaró que "el Estado brasileño estará representado".
Durante la campaña electoral, Milei dijo que en caso de resultar electo no se reuniría con Lula, a quien calificó de "comunista y corrupto".
Sin citar al ultraliberal presidente electo Javier Milei, Lula felicitó el domingo a los argentinos por el desarrollo de las elecciones y afirmó que Brasil "siempre estará dispuesto para trabajar" con ese país.
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