Productores de carne de perro y dueños de restaurantes donde se ofrece ese producto salieron esta semana a las calles de Corea del Sur para protestar contra la iniciativa del Gobierno de prohibir su consumo, informó Reuters el viernes.
De acuerdo con los manifestantes, las granjas caninas y otros negocios relacionados deben seguir siendo legales, ya que, caso contrario, su fuente de ingresos se vería diezmada y una parte de la población quedaría privada de un platillo tradicional.
"Si tengo que cerrar [el negocio], con la situación financiera en la que estoy, realmente no hay respuesta a qué podría hacer", señalo Lee Kyeong-sig, propietario de una granja en las afueras de Seúl en la que cría a unos 1.100 peros. "Llevo 12 años en esto y es tan repentino", comentó sobre el plan de las autoridades surcoreanas de implementar la ley este año.
Esta ola de protestas se produce después de que los intentos anteriores de prohibir la venta de carne de perro en el país fracasaran debido a una fuerte oposición a la medida. No obstante, esta vez el Gobierno considera dar a la industria un periodo de gracia de tres años y proporcionar un amplio apoyo financiero a los afectados.
El objetivo principal del proyecto de ley radica en poner fin a cualquier actividad relacionada con la matanza, despiece y distribución o venta de carne de perro. La iniciativa prevé que se empiecen a reprimir tales actividades a partir del 2027.
Entretanto, según encuestas realizados en 2022, casi dos tercios no apoyan el consumo de la carne canina. Además, solo el 8 % asegura que consume platillos de este tipo, una cifra significativamente menor respecto a la del 2015, que era del 27 %.