La aerolínea británica Virgin Atlantic realizó este 28 de noviembre el primer vuelo comercial trasatlántico libre de emisiones de carbono.
El avión Boeing 787 partió del aeropuerto londinense de Heathrow, recorrió 3.543 millas (5.701 kilómetros) a través del océano Atlántico y "aterrizó con éxito" en el JFK de Nueva York usando únicamente combustible no contaminante, denominado combustible de aviación sostenible (SAF), que se produce principalmente a partir de aceites y grasas usados.
El hito demuestra la capacidad del SAF como "una alternativa segura al combustible para aviones tradicionales, compatible con los motores, la estructura del avión y la infraestructura de combustible actuales", aseguró la compañía. Elaborado a partir de productos de desecho, como el aceite de cocina, genera hasta un 70 % menos de emisiones de CO2 mientras funciona como combustible para aviones tradicional, añade.
A bordo del bautizado como Flight100 (Vuelo 100) viajó el fundador de la empresa, Richard Branson, acompañado de su hija, Holly Branson, el director ejecutivo de la compañía, Shai Weiss, y el secretario de Transporte del Reino Unido, Mark Harper, entre otros. "No podría estar más orgulloso de estar hoy a bordo del Vuelo 100 junto con los equipos de Virgin Atlantic y nuestros socios, que han estado trabajando juntos para establecer el camino de vuelo para la descarbonización de la aviación de larga distancia", dijo Branson.
SAF: ¿la clave de la aviación sostenible?
Según Virgin Atlantic, actualmente el SAF representa menos del 0,1 % del combustible para aviones utilizado a nivel mundial. Además, las normas de seguridad aérea no permiten que las aeronaves sean repostadas con una cantidad de esta nueva sustancia ecológica superior al 50 % del combustible total. Para este vuelo, el Gobierno británico hizo una excepción y asignó un millón de libras esterlinas (alrededor de 1,2 millones de dólares) a la aerolínea por su apoyo a las tecnologías ecológicas. "Flight100 demuestra que el desafío de aumentar la producción es una cuestión de política e inversión y que la industria y el Gobierno deben actuar rápidamente para crear una industria SAF próspera en el Reino Unido", afirma la empresa.
El problema con el uso del SAF es su alto costo de producción, vinculado a la escasez de materia prima. La Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural, citada por The Independent, calcula que los cultivos energéticos requerirían más del 50 % de las tierras agrícolas disponibles en el país. Además, ello puede dañar la biodiversidad y provocar deforestación, lo que lo hace peor que el uso de combustibles fósiles.
Si bien la idea es reutilizar los desechos para este objetivo, los científicos subrayan que muchos de esos residuos son utilizados por otros mercados y se requiere una "inversión significativa en la producción de combustible y en infraestructura de recolección". De este modo es posible que el SAF no pueda sustituir al combustible ordinario de modo pleno y, en opinión de expertos y ambientalistas, para reducir de manera confiable las emisiones es necesario volar menos, cosa con la que la industria aeronáutica posiblemente no concuerde.
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